lunes, 19 de octubre de 2015

De ansias y sosiegos. Exceso de equipaje.

292. Enrique Jardiel Poncela. Remate.

Buenos días, corazones.
Ya tengo la maleta hecha.
Y tengo a Haro entre mis piernas, nervioso, saltarín, moviendo el rabillo y ladrando mucho, como es habitual en él. 
Sabe que hay traslado inminente.
Cambio de escenario.

Mª Ángeles Jiménez y yo en un rincón de la biblioteca.

Estoy leyendo, antes de dejarlo en su sitio, otra historia del libro de Jardiel Poncela: Exceso de equipaje.
Mirad:


Lucifer, el Lucifer de los antiguos escritos, era un cretino.
Pretendía tentar a los anacoretas de los desiertos poniendo delante de ellos mujeres hermosísimas.
Y los anacoretas hacían un gesto de repugnancia.
Naturalmente.
Porque los anacoretas, los virtuosos varones de los desiertos, practicaban el ayuno y se pasaban semanas enteras con una cortecita de pan, unas hierbas y un buche de agua.
Y, en esas condiciones, uno ve a una mujer hermosa como se puede ver a un arquitecto.
Si Lucifer no hubiera sido un cretino, habría empezado por darles a los anacoretas una docena de ostras, una sopa de almejas, una paella valenciana, una langosta con mayonesa, un pollo frío con gelatina y unas conchitas de bechamel, y luego, quesos y frutas y varios vinos de marca y un pudding, y champagne y, después, una tacita de moka y un puro Henry Clay. 
Y si entonces les pone delante, no ya una mujer hermosa, sino una sencilla criada de la provincia de Segovia, los anacoretas hubieran tenido que luchar de veras contra una verdadera tentación.


Ya me marcho, ya.
Pero antes de emprender camino, voy a la biblioteca, a despedirme de mi bibliotecaria preferida,  Ángeles Jiménez, a desearle suerte en sus nuevos proyectos y darle un abrazo. Nos hacemos una foto y nos emplazamos para la próxima.

Hasta mañana compañeros, amigos.
Sed felices.
Pura vida.


* Texto del escritor; la autora de este blog no se hace responsable ni cómplice de las definiciones. Aclara.

4 comentarios:

  1. Está bien hacer las cosas, mitad con la cabeza y mitad con el corazón. Creo que sería una mezcla perfecta. El hambre agudiza el ingenio, pero no lo estimula. ¡pobres anacoretas!. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Es una elección libre la mayoría de las veces. Aún hoy sigue habiendo retiros voluntarios. Cabeza y corazón, proporcionado. Un abrazo consecuente.

    ResponderEliminar