sábado, 10 de octubre de 2015

De ansias y sosiegos. Aquel viejo, viejo vino.

283. Khalil Gibran. Dos.


Buenos días gente guapa.
Ayer os conté la historia de mi encuentro fortuito con Khalil y su pequeño libro, fruto de la amargura de sus días y su experiencia en el camino.
Y os prometí una nueva historia.



Aquí os la dejo:


Hubo una vez un hombre rico muy orgulloso de su bodega y del vino que allí había; y también había una vasija con vino añejo que guardaba para alguna ocasión sólo conocida por él.
El gobernador del estado llegó a visitarlo, y aquél, luego de pensar se dijo: "Esa vasija no se abrirá por un simple gobernador".
Y un obispo de la diócesis lo visitó, pero él dijo para sí: "No, no destaparé la vasija. El no apreciará su valor, ni el aroma regodeará su olfato".
El príncipe del reino llegó y almorzó con él. Mas éste pensó: "Mi vino es demasiado majestuoso para un simple príncipe".
Y aún el día en que su propio sobrino se desposara, se dijo: "No, esa vasija no debe ser traída para estos invitados".
Y los años pasaron,  y  él murió siendo ya viejo, y fue enterrado como cualquier semilla o bellota.
El día después de su entierro, tanto la antigua vasija de vino, como las otras fueron repartidas entre los habitantes del vecindario. Y ninguno notó su antigüedad.
Para ellos, todo lo que se vierte en una copa es solamente vino.


Buena, ¿verdad?
Pues ahora vamos a tomarnos una copa de ese vino que guardamos para una ocasión especial.
Estad seguros que es ésta.
Carpe diem.
El ahora.
Os deseo lo mejor.
Hasta mañana corazones.

4 comentarios:

  1. Es como los perfumes, que guardas para ocasiones celebres. Cuando lo especial es cada dia, lunes o miercoles. Poner sabor a los momentos, merece la pena. Besos.

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    1. Lo sabemos pero pocas veces lo llevamos a la práctica. Abrazos esparcidos al por mayor.

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  2. Ya sabes... Nada de guardar... Dar y recibir, sin espera.

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