domingo, 21 de julio de 2019

Emoción perfumada sobre la Piel.

Mi amiga, la poeta, escritora y fotógrafa Teresa Sánchez Laguna, de Valdepeñas, me envía este texto después de leer mi último poemario, Piel.  Y yo lo cuelgo en el perchero de madera antigua, en la entrada de mi casa, de este blog que es el vuestro, para compartirlo, para presumir de su amistad.


Eloísa Pardo Castro (Elo para los amigos), es escritora y esposa y madre y abuela y amiga…, una mujer que ha luchado en cientos de batallas y lo demuestran las cicatrices que adornan sus días y pueblan sus noches, pero sobre todo, es una mujer polifacética, capaz de escribir un membrillero de oro, o un trampantojo pletórico de color y sueños, entregándote la esencia de la vida, con un beso impregnado de nitroglicerina en el corazón, sumergiéndote en los pliegues más recónditos de las cicatrices de la piel, ofreciéndose a corazón abierto sin darse tregua ni para respirar. 
Ella es así: impetuosa y reflexiva y le gusta andar descalza sobre brasas heladas y cuando nadie la ve-dice-le gusta pasar los dedos asombrados por todos los cuadros del museo, para sentir el latido de la piel del artista sobre sus manos temblorosas por la emoción y los ojos ávidos, buscando  el alma de quien lo pintó. 
Ella, Eloísa, es así: dinámica y meticulosa, exigente para con ella misma: Necesito respirar con fuerza/ hondamente/ enviar al fondo de mi cuerpo/ todo el aire que se enreda/ en las esquinas de esta casa vacía. Respirar sin tregua. Volar. 
Eloísa, no es solo piel encendida o campana tañendo en los recovecos del alma, ella es carne viva, escudriñando sobre los páramos enardecidos de su ser: pasión y dolor, canción y tristeza, licuado todo ello, en el pentagrama armonioso de sus versos. 
Lleva la palabra impregnada de tinta azul, tatuándole  la piel y las venas. Es una mujer inquieta y creativa, siempre a la “caza” del tiempo que se le escurre como el agua, entre los dedos. Es viento y junco, voz y silencio, es mirada abrazando firmamentos. Capaz de hacer bodoques lingüísticos sin sinalefas, así como un bordado a vainica doble con la piel de los romances. 
Piel, es un poemario que te eriza, que te adentra hasta la médula del sentimiento, que no te deja impasible. Yo me lo he leído a pequeños sorbos para saborear los versos con la intensidad, la pasión y la fuerza que poseen. 
Un lujo tenerlo como libro de cabecera. 
Mi más sincera enhorabuena, amiga. 



Teresa Sánchez Laguna-Valdepeñas 21-7-19 

2 comentarios:

  1. Buena fotografía de anatomía humana, completa al detalle. Un cuadro perfecto para colgar en una pared de tu alcoba y así el insomnio será agradecido. Un recuerdo para Teresa. Abrazo.

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    1. El insomnio pocas veces es agradecido. Un abrazo, le daré tus recuerdos a Teresa.

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