domingo, 20 de enero de 2019

Hoy es lunes, Jack.

Madre mía, Jack, que casi hemos destrozado el mes de enero.       Destrozado porque dime, ¿qué hemos hecho alma de cántaro, qué sueños hemos cumplido, qué planes hemos tachado de la lista interminable que hicimos el primer día del año, qué hemos adelantado en la escalera en la que nos encontramos, atorados y quietos?
 Ná de ná.
 Seguimos esperando el ascensor. Tocando, manoseando los trescientos cuadernos comenzados y que suplican el alimento de algunas palabras, los divinos tachones que implican el nacimiento de un nuevo poema. 



 Jack, casi es febrero. Jack, se nos agota el tiempo. Jack, voy a tirar las zapatillas de huir, me voy a recoger el pelo con la cinta de sujetar ideas y a desconectar el teléfono. Jack, me bulle un verso en las yemas de los dedos y no me detengo a escucharlo. Estoy dispersa y vacía. Asustada. 
 He perdido la sonrisa. 
 Ya he barrido debajo del sofá, bajo las camas, he mirado dentro de los armarios introvertidos y faraónicos  y no la he hallado. 
 Jack, tengo miedo al descaro de la calle, al susurro de las hojas del álamo y a los caprichos del destino.
 Y los bolígrafos continúan llenos de promesas.
 Y yo tan lerda.



  Para parecer escritora, leí por alguna parte, qué horror, es necesario poseer las tres emes: una Montblanc, una Moleskine y un Mac. Lo tengo todo. Pero no me funciona el axioma. Me disperso, no me creo. Hago de todo, menos lo que ansío.

   Voy mientras tanto, para distraer la conciencia, a limpiar las estanterías. Es difícil mantener a raya el polvo de los libros. Se refugia entre los lomos y siluetea sus contornos.    Hacen nido.
   Uno me detiene la mirada. Viejito y ajado ya. Con historia.





   Mi amiga. Matemáticas puras.
  Y la certeza, aún desconocida, de aquello. Atracción. Imán. Secreto y pecado. Las_cuitas_del_joven_Werther. Toma, por tu cumple. Dedicado.
   Hacia sol de septiembre y humedad en las manos. Hasta mañana. La cabra, equilibrista, en lo alto del griterío al final de la calle.
  Monedas lanzadas desde las ventanas como pétalos en una boda.
  Quince años y algunos días, tenía. Parece mentira. 
   Y ahora acaricio el libro y su letra. Y la certeza del imán.

  En casa, aquel día, dije que no tenía apetito. Las cortinas de mi cuarto eran amarillas, con rayitas discretas, la cama con la colchita a juego.  Asilé el libro en una caja de zapatos que no tenía zapatos.
  Hoy es lunes, Jack. 
  Y tengo la espalda vencida de mirarme las derrotas.

  Venga, pasa, no mires el ascensor, hoy no hay paseo. Voy a preparar el tema del taller, pintarme las uñas de grito y llamar a mi amiga Luisa para escuchar el cascabeleo de su risa. 

2 comentarios:

  1. Decía Dalai Lama: "solo hay dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana."
    Hoy, guarda las zapatillas de huir, grita con las uñas pintadas,ellas, te harán ver que las derrotas solo son caminos que te acercarán a la victoria. Yo te veo erguida y así me gusta verte. ¿Sabes? el imán siempre atrae y se pega como lapa. Un besito para Jack.

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    1. Jack me dice que te lo devuelva aumentado. Y eso haré. Nos vemos cariño.

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