lunes, 14 de enero de 2019

Hoy es lunes, Jack

Hoy es lunes, Jack, el segundo de este año.
Y estás triste. Te he olvidado en casa. Lo siento.
Fue un deseo incontrolado. Me desperté el viernes y quise ver el mar. Olerlo. Mojarme los pies. Andar sobre las olas de arena suave y exfoliante. Darme un homenaje.
Metí en una bolsa lo imprescindible, recogí la ropa tendida, (por si llueve) y me lancé a la carretera.
Al Capricho, a mi casa en la costa. 
Y fue, pasando por Cullera, cuando me acordé de ti.
Se lo dije a Chewie. Y él, te lo tengo que decir, continuó durmiendo.
Te tiene celos. Lo tienes que entender.
En fin, que desayuné el sábado, temprano, en un bar mirando al mar de Gandia
Que he paseado, que he comido arroz en varios formatos, de todos los colores; que he escrito, sentada en mi terraza, con dieciocho velas encendidas,  los poemas que tenía pendientes; que he dormido cuando me lo ha pedido el cuerpo; que he comprado unas alfombras azules para el baño y barnizado una mesa enorme y tatuada que encontré en la basura.



Y ahora llego y te encuentro de morros. 
Y hoy es lunes, Jack. Y tenemos que pergeñar una historia para mi blog.
¿No quedamos en eso?
Y tengo taller de escritura y me traen a los niños y prometí hacer pollo al Manuel y tengo que acabar el libro de Josep_Pla y sacar a Chewie y planchar la ropa que recogí el viernes. 
Venga, va, deja que me ponga las zapatillas de huir, vamos a bajar los trece pisos que nos separan de la avenida y allí te cuento, sólo a ti, las ansias que me oprimen el corazón y la garganta, los miedos de los lunes,  de las urgencias de los días y la ansiedad que me provoca ese poemario que tengo entre manos y del que dudo tanto como de un amante picaflor. Sí, ése que os recito a veces, a ti y a Chewie y del que todavía estoy esperando una opinión.



Se presenta una semana incierta. Tengo en mis manos qué hacer con ella y resulta que, de tanto abrirlas, se me deslizan, bobas, las ilusiones al suelo.
Jack, hoy es lunes, tengo el pelo sin gracia y no tengo ganas de ponerme el sombrero.



4 comentarios:

  1. Amarra las ilusiones a un puñado de rotuladores, coge cuatro folios y descarga todos los sueños buenos, dales forma con mil colores, aprieta las manos y al abrirlas echa el resultado a volar, funciona.
    A veces, tenemos que tener cerca la papelera y desechar esos impedimentos que se nos fijan, ya sean reales o ficticios y llenarla. Un beso a Chewie y ¡como no! a Jack.

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    1. Las ilusiones, a veces, son tan hostiles, tan escurridizas, tan tercas, con esas ganas de escabullirse. Un abrazo amiga, continuaremos.

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  2. Con o sin sombrero, siempre, siempre serás TÚ.

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    1. Y soy así, existo, porque tú me imaginas, porque tú me ves con buenos ojos, con mirada limpia,como diría nuestro poeta Ángel González. Un abrazo.

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