sábado, 29 de diciembre de 2018

Ay, mi sombrero.





   Me voy a operar del sombrero. Esta mañana, agobiada por la imposibilidad de escribir, por mis ansias inútiles de comerme el mundo, por la marea que asciende, indiferente y grosera, me he calzado las zapatillas de huir, me he cubierto los hombros con mi cazadora invisible y he bajado corriendo los trece pisos que me separan de los últimos días de diciembre. He recorrido, a buen paso, todos los parques hermosos de Leganés, he robado hojas huérfanas, he acosado a los árboles frioleros y saltado encima de los bancos inservibles. Pero, te querrás creer, que me he cruzado con trescientas personas que pasaban de largo ante mi mirada de cariño? No te conocía, me dicen, sin sombrero...

   Me voy a operar del sombrero, me lo voy a tatuar, a tricotar alrededor de mi melena rebelde, a grapar con bonis de colores imposibles. 

   He vuelto a casa y se lo he contado a mi gato Nicolás. Mi perro Chewie me ha vuelto la espalda y mi compañero estaba profundamente dormido en su sillón de pensar.

   Y yo voy y lo escribo.

4 comentarios:

  1. ¿Por lo privado o la seguridad social?

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    1. Siempre acudo a la sanidad pública pero, en este caso, lo dejaré en manos de algún poeta-tatuador. Ya sabes, hay casos en los que la medicina moderna no llega. Un saludo y felices fiestas.

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