martes, 12 de enero de 2016

Me regalan!


Mirad lo que me han regalado!
Estoy loca!
Maupassant!
Todo!



   El 5 de Agosto de 1850 nace René Albert Guy de Maupassant en el castillo de Miromesnil en el distrito de Tourville-sur-Arques, según la versión oficial. Algunos biógrafos albergan dudas al respecto, dado que es posible que sus padres  inventaran esta localización porque ambos aspiraban a la gloria de una nobleza bastante dudosa.
      Su padre, Gustave Maupassant era descendiente de una familia lorenesa establecida en Normandía desde el siglo XVIII. Su esposa Laure Genevieve  Le Poittevin, nació en Rouen en 1821. Ésta, hija de armadores, pertenecía a la alta burguesía normanda y era un tanto neurótica con grandes delirios de grandeza, hasta el extremo que no accedió a casarse con Gustave mientras no le fuese reconocido el "de" que precede al apellido Maupassant.  Laure y su hermano Alfred  habían sido amigos de infancia de Gustave Flaubert, hecho decisivo en la posterior andadura de Guy en el terreno literario. Laure se casó con Gustave Maupassant en 1846.  Ambos provenían de familias acomodadas y vivían de las rentas de la herencia de él y la dote de ella.
    La  infancia de Guy se desarrolló en un ambiente familiar presidido por la discordia entre un padre adúltero y una madre neurótica. Es posible incluso que el niño hubiese tenido la oportunidad de asistir a escenas de marcado carácter violento entre sus progenitores que lo marcarían de por vida. En 1856 nace  Hervé  y en 1862, ante lo insostenible de las relaciones conyugales, el matrimonio se separa "amistosamente". Laure de Maupassant siempre luchó, en detrimento de Hervé, por conseguir que Guy fuera un hombre de éxito, lo que produjo en el hermano menor cierto complejo de inferioridad que lo convertiría en un muchacho indomable hasta su prematura muerte en un centro psiquiátrico (preludio de lo que le ocurriría a su vez a  Guy).
      Estudios, vagabundeos y borracheras, lecturas y descubrimientos. La adolescencia del escritor estuvo conformada por estas fecundas contradicciones y, poco a poco, Flaubert representará en la imaginación del adolescente y más tarde, del escritor, el papel de padre.  Lenguas maledicientes llegaron a afirmar que Flaubert era el padre biológico de Maupassant. 
     Maupassant  trabajó como empleado en el ministerio de Marina. La vida de oscuro funcionario y la atmósfera kafkiana del ministerio le inspirarán una de sus obras maestras L'Heritage. Odiaba el trabajo rutinario del Ministerio y repartía su tiempo libre entre la creación literaria bajo la guía de Flaubert y las excursiones a lo largo del Sena en compañía de jovencitas fáciles y remeros.  En este ambiente fluvial llegó a tener un grupo de amigos con los que compartía su afición por el remo y las muchachas. Esta vida inspiraría su relato "Mosca. Recuerdos de un remero".
    En 1876 y merced al padrinazgo de Flaubert, Maupassant comienza a colaborar en diversos periódicos y revistas con el seudónimo de Guy de Valmont. Se hace construir una casa donde fueron representadas privadamente algunas de las obras de teatro que escribió en esta época, de carácter marcadamente erótico y libertino.
    Famoso por sus aventuras amorosas en las que nunca puso sentimiento, tan solo instinto animal, estaba orgulloso de sus conquistas y de su potencia sexual, llegando a presumir de que podía realizar el acto sexual diez veces seguidas en un lapso corto de tiempo. Amigo de prostitutas y a la vez de damas de alta sociedad, Maupassant frecuentó ambos mundos indistintamente. Su apetito sexual lo conducía a las primeras, mientras que el afán de destacar socialmente y cierto deleite intelectual lo dirigía a las reuniones de las otras. Sus cuentos contienen la fiel descripción de ambos mundos.
    
     Maupassant no parecía un hombre genial. Apenas de estatura media, era robustísimo y guapo; la frente alta y cuadrada, el perfil griego, la mandíbula fuerte y sin dureza, los ojos gris-azulados profundamente hundidos, el bigote y el pelo casi negros. Tenía modales perfectos, pero al primer momento parecía reservado y poco propenso a hablar de sí mismo o de sus obras.
        
 El éxito obtenido con sus primeras obras le permitió no sólo vivir de la pluma, sino también poder realizar sus sueños: el lujo, la inagotable actividad amatoria, los largos y solitarios viajes por mar en su yate Bel Ami y el ingreso en la buena sociedad de Cannes y de Paris, donde se ganó una fama de seductor inveterado. 

    Era deportivo, practicaba el piragüismo y estaba orgulloso de su fuerza. Solía decir: "Dentro del buen animal encontramos al buen hombre". Su vigor físico era increíble y aseguraba que después de un día de piragüismo por el Sena, todavía podía remar la noche entera. Le atraían los ejercicios violentos aún cuando llevara la peor parte.

    Con la publicación de Mademoiselle Fiif, Maupassant se convierte en el escritor de moda,  lo que hoy llamaríamos un autor de best-sellers, y sus derechos de autor le proporcionan muy buenos ingresos, y, en el giro de unos años, una verdadera fortuna: tiene por esos años un piso en París -más un apartamento para encuentros clandestinos con mujeres-, una casa de campo en Etretat (La Guillette) y un par de residencias en la Costa Azul, amén de su yate Bel Ami. Son también años de frecuentes viajes -Italia, África, Inglaterra...
     En 1883 nace su primer hijo, Lucien,  fruto de sus relaciones con Joséphine Litzelmann, una judía alsaciana.  Guy tendría otros dos hijos con la joven, pero nunca quiso reconocerlos, aunque sentía por ellos mucho cariño y siempre se preocupó de atender a sus necesidades materiales.  Hay biógrafos que curiosamente no mencionan este extremo.
    Hacia el final de su vida, la adulación de la aristocracia le confirió un ligero tinte de esnobismo y dice la leyenda que en el interior de su sombrero sus iniciales iban presididas por una corona de marqués y que ni siquiera tenía derecho a la preposición con la que hizo preceder siempre su apellido.  Sus cartas tenían un membrete regio.
    Su actividad literaria, por otra parte, no conoció desmayos.
En el final de su carrera, una buena cantidad de cuentos está inspirada por la idea fija del suicidio, la obsesión de lo invisible, la angustia. Ya había cumplido con negar a la Providencia y considerar a Dios como "ignorante de todo lo que hace". También había cumplido con describir una ruta de pesimismo, diciendo que el Universo es un desencadenamiento de fuerzas ciegas y desconocidas, y que "el hombre es una bestia escasamente superior a las demás".
    La noche del 1 de enero de 1892, intentó por tres veces abrirse la garganta con un cortaplumas de metal, tras otro intento previo de suicidio disparándose con su revólver.  Sus amigos y el fiel Françoise Tassart, lo trasladaron a París; allí fue internado el 7 de enero en la clínica del doctor Blanche, donde moriría al cabo de dieciocho meses -el 6 de julio de 1893-, periodo que transcurrió en una inconsciencia casi total, aunque con periódicas crisis violentas que obligaban a los enfermeros a ponerle la camisa de fuerza, padeciendo de fuertes delirios, ora de grandeza, ora de persecución. Llegó incluso a gritar: "Soy hijo de Dios. Mi madre se acostó con Cristo"...
     Su funeral, en el que sus padres no estuvieron presentes, se celebró bajo un calor sofocante que no impidió que un emocionado Zola diera un breve discurso en su honor.  Hoy puede visitarse su sobria tumba en el cementerio de Montparnasse Sud, en París. 


Desde aquí, gracias totales a las personas que me han regalado la pluma, el libro, el vino, las flores, los abrazos.
Dicen que es por el logro del blog y por el poemario publicado.
Yo digo que es porque son hermosos, por dentro y por fuera.
Y yo con esta suerte...

6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Cómo no, si te tengo a mi lado siempre. Un abrazo. Nos vemos.

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  2. Muy bonitos los regalos¡ A mí, una vez me regalaron un libro cuya dedicatoria hizo sentirme la reina del orbe,(junto con la luna). Muapassant muy interesante. Abrazo y beso.

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    1. Será porque te lo mereces. El libro me tiene loca. Abrazos y mil gracias.

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  3. MAUPASSANT. Dicen que hasta el mejor escribiente comete error.

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    1. Con esos apellidos es inevitable. A ver por qué no se llama Pardo o Gaitán? Un besote.

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