lunes, 19 de mayo de 2014

Caminando entre ruinas susurrantes.









Uno de los momentos mágicos del camino fue descubrir las ruinas del convento de San Antón en Castrojeriz. Mi amigo Andrés me iba relatando su experiencia en aquel lugar con un canto gregoriano como banda sonora.

Me iba contando su pasado glorioso.
La carretera nos llevaba de la mano por debajo de los dos arcos del pórtico. Nos hicimos fotos del grupo de peregrinos mientras las almas de los monjes antonianos nos daban agua y consuelo.
En algún rincón de piedra se escuchaba el canto de una pequeña codorniz. Pero no pudimos verla.
Y continuamos. 

2 comentarios:

  1. Fue en una ciudad cualquiera, un año cualquiera, un mes cualquiera, un día cualquiera, una hora cualquiera, cuando te conocí. Pero desde ese día, mi vida no es una vida cualquiera.
    Mari Carmen.

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  2. Imagina que yo he escrito lo mismo y, además, añado un beso grande, un achuchón y un gracias por todo.

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