Me queréis, me conocéis y me regaláis cuadernos, hermosos, tentadores.
Me conocéis y sabéis que, esa misma noche, tengo que escribir algo en ellos, hacerlos partícipes de mis ansias, hacerlos míos.
Querido diario, escribí esta mañana en ese pequeño de la derecha, querido diario: me he levantado con una derrota y un sueño. La derrota de no saber cómo continuar y el sueño de llegar. De intentarlo al menos.
Puede que, en alguno de estos preciosos cuadernos, en cualquiera de ellos, algún día, escriba eso que busco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario