domingo, 5 de julio de 2020

El ruido del silencio





La escritora no está en su mejor momento. Su madre ha muerto. Ha sido abuela por partida doble. Está angustiada. No puede escribir. Intenta corregir su último poemario que está casi acabado. Tiene cuadernos llenos de notas escritas durante la enfermedad de su madre, las estancias en el hospital y los instantes de dulzura que le inspiran sus nietos. Sobre sus pasos por el borde del precipicio.
Ella, una alumna de sus clases, le entrega unos folios sobre su vida.  Quiere una opinión. La escritora lo acepta para ver si sale de su obstinada pasividad. Para hacer algo.
Llama a su madre por teléfono y le deja mensajes que no podrá escuchar.
Se demora en la venta de la casa familiar.
Cuando llega el tiempo de recluirse, sabe que es allí donde tiene que esconderse, para cuidar de la planta, que comienza a florecer, para despedirse definitivamente y para comenzar a escribir la novela sobre las historias encontradas en los diarios de su bisabuela.
Y para esperar, ya tranquila, el amor de J.

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