miércoles, 8 de febrero de 2017

Cáncer.

Tengo una cicatriz en el pecho izquierdo,
estoy  marcada por la noche
y  por el ruido.
Elijo los vestidos con cuidado
para no exponerle a alguna luz
que le delate.
Algunas tardes me obligo a recordar
y acaricio su contorno con ternura,
para aplacar su ira y su estupor.
Mi pecho derecho asiste compasivo,
a los brotes rebeldes del herido
y permite, humilde, que me olvide
de su orgullo y de sus ganas de gritar.
De la caída libre de aquel año,
me queda una señal  y una advertencia,
pero cuando  me desnudo ante la vida,
cuando coqueteo con lo oscuro,
cuando me adentro en la espesura,
mi pecho lastimado se subleva
y se yergue, altivo, con su hermano,
para defenderme del abismo y de la pena,
y para hacerme ver que, en este encuentro,

hemos ganado con soltura la batalla.






*Imagen tomada de la red.

2 comentarios:

  1. Hay que erguirse para vivir, porque cabizbajos, vemos solo suelo y nos perdemos cosas, aunque a veces es fácil aconsejar sin estar en la piel del otro. Un abrazo.

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    1. La vida te da la pauta, ora levantas el mentón, ora lo hundes en el pecho. Está todo visto. Y no deja de darte lecciones. La vida. Ya lo hablamos.

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