Soy aquella niña
de vaqueros desgastados,
de trenzas arriesgadas,
eternamente ocupados los brazos
con libros subrayados con urgencia
y un noviete detrás
resignado y paciente.
Soy aquella muchacha
ansiosa y alocada,
que bajaba escaleras sin peldaños,
de semanas desdentadas,
de tartas sin velas
y futuros sin preámbulos.
Soy aquella mujer
que ya era,
soy incesante reloj,
ciento volando.
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