38. Un ángel y un gatito.
Esta historia la compartí con vosotros un domingo del mes de Noviembre del año 2013.
La rescato del baúl de los recuerdos porque la historia ha tenido continuación. No volví a ella, porque hubo un episodio triste y preferí pasar de puntillas por el dolor. Pero el hada de los gatos que conozco, y, de la que hablo, continúa haciendo milagros y debo retomar su andadura.
Aquel día os comenté:
"Venia de pasear la mañana dominical
con Haro y, al entrar en el portal de mi casa, me encuentro con Mari Carmen, mi
amiga y vecina del segundo. La veo armada con unos guantes de látex, unos
tubitos de suero y un pequeño envoltorio de papel de aluminio.
—Voy a curar al gatito. Y
también le llevo comida— me dice.
El gato en cuestión es un
pequeñajo callejero que ha robado el corazón a todo el vecindario. Pelirrojo,
flaco, desvalido y tuerto.
Mari Carmen, en comandita
con otra vecina solidaria, se ocupa del gatito y de alguno de sus hermanos-mininos
huérfanos.
Les han construido un
cobertizo en un rincón del jardín con unas cajas de color azul, como
corresponde al sexo de los bebés, y bajan a la calle varias veces al día para el
seguimiento de sus pequeños pacientes.
Mari Carmen le cura el
ojito enfermo al pelirrojo, siente pena porque no confía en su total curación y
está pensando —me dice— llevarlo al veterinario para que le aconseje y le haga
un buen reconocimiento.
Subo a mi casa con una
sensación grata, orgullosa de mi vecina, contenta de tenerla como amiga y
tranquila porque, el bichejo triste y desorientado, ha tenido la suerte de
encontrar un ángel de la guarda en su camino, un hada madrina que vela por él,
que le compra latas de comida blandita, en la sección de delicatessen en el
supermercado de la esquina y porque, cuando se le cure el ojito y se haga
grande y fuerte, seguro que lanzará un cariñoso maullido desde el parque a su
mamá Mari Carmen, cuando la vea aparecer con un envoltorio de plata entre las
manos.
Se ve tan satisfecha mi
vecina, tan feliz con su tarea cotidiana, que me ha hecho pensar en tantos
enfermos de poder y de dinero con los que nos topamos cada día, tuertos o
ciegos de ambición, que creen que el placer está en conseguir todo, a pesar de
todo y de todos y me pregunto si ese placer será tan grande como el de mi amiga.
Yo veo sus caras en la tele
y en la prensa, y les aseguro que la luz que desprenden, no es, ni de lejos,
tan limpia, luminosa y bella como la de ella.
Ella no tiene líneas de
avaricia en la frente, ni miradas oblicuas, ni muecas de sospecha. Sólo unos
tubitos de suero, una latita de comida para gatos y el objetivo de salvar un
ser vivo y solo.
Yo he mirado hoy su cara
cuando venía de pasear la mañana con mi perro.
Daba envidia.
Resplandecía.
Muchas gracias Mari Carmen
por dejarme creer que todavía pueden ocurrir milagros".
“La grandeza de una nación
y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a sus
animales”.
Mahatma Gandhi.
(Esta historia ha acaecido
en un tiempo en el que todavía no estaba prohibido socorrer y dar amor a los
animales heridos, asustados y señeros de cualquier lugar).
Y, una vez retomado el caso del hada de los gatos, mañana os seguiré contando lo que aconteció pocos meses después.
Os deseo un especial y extraordinario fin de semana.
Simplemente es el relato mas conmovedor de hace mucho tiempo, teniendo en cuenta que se ha vivido ciertamente. Eres igual a mi mama, tan precisa a la hora de señalar frases que justo necesito en el momento apropiado, como la que mencionas de Mahatma Gandhi. Te extraño Elo. (Ya aprendi a identificarme en el comentario;-)
ResponderEliminarTambién te extraño querida Gioconda. Y Haro también. El relato lo he rescatado, porque nuestra vecina sigue con su labor y lo quiero comentar. Aunque para ello, tenga que recordar, en el relato de mañana, el suceso feo que aconteció. Muchos besos.
ResponderEliminarQue bonita historia.Siembre han existido almas caritativas.
ResponderEliminarBueno... Ahora por capítulos encima adelantando el triste final. ¡Lo tuyo no es el suspense!
ResponderEliminarLa vida son capítulos mi vida. Lo sabes. Y no adelanto el final, lo que ocurre es que tú ya lo conocías. Besotes adelantados.
EliminarQuerida Elena Onuhoa, que alegría verte por mi blog. Mi prima guapa. Pues sí, esta historia en tres partes, es verdad. Y me alegro que te haya gustado. Te deseo lo mejor. Un beso para todos.
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