sábado, 17 de febrero de 2018

El ruido del silencio.






El 6 de diciembre murió mi madre. Al día siguiente, después del entierro, en la puerta del cementerio, mi nuera tuvo los primeros dolores de parto.
   El día 8 nació mi primer nieto.
   El 27 del mismo mes, vino al mundo mi nieta.
  Al cabo de pocos días, mi tío Sebastián, revolviendo en un viejo baúl del desván de su casa, descubrió unos diarios. Tres cuadernos de tapas verdosas llenos de una letra picuda y apretada. Con la firma de mi bisabuela Eloísa.
   Todos creíamos que era analfabeta.
   Después de leerlos ha creído que debía tenerlos yo.
  Hoy, ya febrero, ha venido a traerlos. Me ha recomendado, con un cariñoso abrazo, que los lea con calma. Regresa a Caracas en unos días.

   Tengo delante una taza de café demasiado caliente. A mi lado, Chewie, mi pomerania, duerme apoyado en mi pierna. Estoy leyendo los diarios de mi bisabuela.

   Descubriendo.
  El café ha dejado de humear, mi perro hace rato que se ha ido a deambular por los pasillos. 
  Y yo ando perdida por unos senderos que desconocía que hubieran existido.


*Imagen tomada de la red.


viernes, 16 de febrero de 2018

Sospecha





Lo primero que miro cuando llego son sus ojos.
Diga  lo que diga don Ramón, creo que se alegra cuando me ve.
—Lucía, soy Lucía, tu mujer—, se lo recalco varias veces.
Y él sigue andando, siempre un paso por delante, con la cabeza gacha y formando extrañas figuras con las manos, haciéndolas bailar.
—Los chicos te mandan un beso—le informo—, vendrán a verte el fin de semana.
Y Antonio se enzarza ahora en buscar algo entre los botones de la chaqueta.

Después de un breve paseo por los jardines de la residencia, volvemos al comedor.
Es la hora de la cena.
Le acomodo en su sitio, le sujeto el babero y es, al despedirme, cuando fija en mis ojos su ausencia de alzheimer.
—Hueles a otro, puta— babea, mientras clava con furia el tenedor en el hule floreado de la mesa.

(Del libro de relatos Galería de trampantojos)

*Cuadro de William Utermohlem, pintando su propio alzheimer.


lunes, 12 de febrero de 2018

Tenemos visita en el taller de escritura.



   Hoy, en el taller de escritura y ludolingüística Asiole Dorpa, hemos tenido visita. 
  En esta ocasión ha sido el poeta, actor y director de teatro Fran Cenamor
    Nos ha hablado de su trabajo, de su trayectoria, de su poesía.  
    Ha recitado y conversado.
   Hemos explorado en los manglares de las palabras hermosas. Del juego inagotable de la creación.
   Los talleristas, después de la foto, le han felicitado y le han emplazado para otras tardes.
  Muchas gracias maestro.



El poeta con los componentes del taller de los lunes feriados.
 Siempre son feriados.



En medio de Alberto Ventura y Cenamor.


Mi amigo Francisco Cenamor recibe visitas en su blog https://franciscocenamor.blogspot.com.es/
Un lugar para detenerse y tomar alimento.

martes, 6 de febrero de 2018

Leganés con la Roja.


 Para mi perro Haro. In memoriam.
 Para Mari Carmen, en aquella tarde.


Bastante nos importa el fútbol a ti y a mi,  Haro. Ná de ná.
Pero parece, ¡qué ignorantes debemos ser! que era tremendamente importante el tema: La final del Mundial de fútbol de Sudáfrica, año 2010: España frente a Holanda y nosotros, Haro, tan frescos.
Habían instalado una pantalla gigante en la Plaza Mayor de Leganés, para que los vecinos pudieran seguir las hazañas de La Roja y allí se reunieron más de 2500 seguidores del evento.
Y nosotros, seguíamos tan a lo nuestro y ajenos al fabuloso acontecimiento.
Andábamos amodorraillos los dos, tirados en el sofá, en esa calurosa y tranquila tarde, cuando nos llamó tu tía Mari Carmen para incitarnos a ir ver el partido.
Dudé, bastante nos importaba el fútbol a ti y a mi, pensé. Pero ante la falta de algo mejor, acepté la propuesta.

Y aceptamos la invitación, Haro, con todas las consecuencias.
Nos pintamos la cara con los colores de nuestra bandera, ¡faltaría más!, te coloqué un trapillo rojo en el cuello y, armados con un pito, con encaminamos a la plaza.
Y seguimos el encuentro mezclados con la muchedumbre: saltamos, bebimos cerveza en grandes vasos de plástico, ladramos (creo que eras tú, pero no estoy segura) y, de repente, en la segunda parte de la prórroga, a cuatro minutos del final para ser exactos, ¿te das cuenta del  nivel, Haro hermoso?, surgió un gol de Andrés Iniesta que estalló en la explanada con la fuerza de tres mil quinientas bombas atómicas.


 España ganó su primer mundial, nos emocionamos Haro, para qué negarlo. Nos abrazamos los tres, tu tía, tú y yo y brincábamos, contentos, como si fueran para nosotros los milloncejos del triunfo ¡qué cosas!

Y entonces le vi, el fotógrafo oficial del evento se encontraba en lo alto, arriba, encaramado en el frontispicio de la Casa Consistorial y, con una cámara importante y un teleobjetivo de categoría, enfocaba a diestro y siniestro buscando una imagen impactante y original para la foto de la revista del mes.

Pensé rápido, visualicé la portada y le ayudé: te alcé todo lo alto que pude, grité:  gol, gol, gol! oé, oé, oé!, más alto aún y te mantuve allí arriba, madre orgullosa,  el tiempo que hizo falta para que el fotógrafo oficial del evento se percatase del chollo.

Portada de la revista La Plaza, mes de Julio de 2010. En medio de una multitud contenta, feliz, desestresada, jubilosa, de una auténtica marea roja, se destaca un perro señero, tú Haro, ¿recuerdas?, miras a cámara, artista tú, prota entre tanta gente, guapo, impasible y arrogante como un actor consumado y estoico, mientras tita Mari Carmen te observa arrobada.

Ganamos el Mundial, Haro, y ahí estabas tú, con tu bufandilla roja, con los colores patrióticos tiznados en el flequillo, ladrando como un loco,  para celebrarlo.

Tu primera portada.
Tu momento de gloria.
Artista.


Haro 2004-2016. Te recuerdo todos los días. A todas horas, a cada momento.