lunes, 13 de enero de 2025

Sin boina

Éramos cuatro amigas: Pilar, Juani, Juli y yo. Íbamos al mismo instituto y vivíamos en el mismo barrio, Usera. Todas con dieciséis años. No íbamos a bailar, ni teníamos pandilla, ni nuestras hormonas estaban en plan revolución. Éramos tranquilas. Eran otros tiempos. Un día decidimos hacernos una foto "de estudio". Algo se nos tenía que ocurrir. Y fuimos a un estudio fotográfico de la calle Marcelo Usera. Yo me puse para la ocasión una falda midi, chaleco de punto y boina color beige, la blusa era marrón oscuro y una corbata color oro viejo que se me ocurrió a última hora. El nudo me lo hizo mi padre. Botas altas de plataforma.

El fotógrafo, cuando llegó mi turno, me aconsejó quitarme la boina, dijo que tenía el pelo muy bonito y que estaría mejor sin ella. No sé porqué le hice caso.
Al salir, nos compramos unas bambas de nata en la pastelería del otro lado de la calle. Y nos fuimos a casa. El día siguiente, domingo, lo dedicaríamos a estudiar, el lunes había examen de latín y geografía. Eso fue todo.
El fotógrafo me preguntó, un poco antes de salir del estudio, que si le daba permiso para poner mi foto en el escaparate. Se lo di.
Fui un par de veces a verme, allí expuesta, a la vista de todos, al lado, me acuerdo, de una foto de Carmen Sevilla. Me hizo ilusión. Pero volví a arrepentirme de haberme fotografiado sin mi boina. Con ella, yo me veía más internacional, con cierto aire parisino. Porque ya, en aquellos años, soñaba con viajar a París. Lo hice en mi viaje de novios. Desde entonces, he vuelto a la ciudad de la luz, una docena de veces. Iré de nuevo en breve.
Pero ahora, miro la foto y pienso en el olor a futuro de aquel día feriado, en la inocencia de las calles y de mis botas de plataforma. En todas las lluvias que me han mojado, en los momentos de gozo y de terror, de pérdida. Pienso en la vida. Tan extraña, tan cruel, tan maravillosa.
Puede ser una imagen de una persona y sonriendo

Todas las reacciones:

No hay comentarios:

Publicar un comentario