Cuando tenía diecisiete años
no sabía que era el tiempo
de cruzar el Mississippi
en ese barco de vapor
que escondía en el pecho.
podían crecerme las ansias
y las tetas,
que el mundo era ancho,
que tenía la obligación de beberme a morro
la noche;
ir sin bragas,
probar la esquina,
olvidar el paraguas y caminar de espaldas
y con los ojos cerrados,
mancharme los bajos de la falda de nieve
y barro seco.
No sabía que el reloj se había parado
para esperarme,
que la mañana contenía el aliento
vigilando la dirección de mi mirada.
No sabía entonces,
cuando tenía diecisiete años,
que esconderse en un abrazo sin palabras,
iba a enterrar, ya para siempre,
el incipiente futuro,
aún sin divisar,
apenas germinado.
Este es un poema muy bello, Eloisa. Tengo muchas ganas de leer el libro entero. Un saludo desde Berlín, C.
ResponderEliminarMuchas gracias. Creo que ha quedado un buen poemario, pero será el lector quien tendrá la última palabra. Ya veremos. Un abrazo.
Eliminar