Caminamos Astorga.
Llegamos tarde anoche.
Daban las tres de la madrugada cuando nos ovillamos dentro de los sacos.
Ahora, decía, caminamos Astorga.
Os dejo la presentación que hice ayer a Albert Espinosa.
En el Saramago. En Leganés.
Con el auditorio pleno. Con todos los componentes de la Universidad Popular de Leganés expectantes.
Con tanta dedicación y fidelidad por parte de alumnos y monitores. Todos ellos son los que hacen posible y grande el evento.
Mira. Escucha.
Lee.
“No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.
Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos
trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su
compañero.
Eso, para seguir.
¿Le parece a usted correcto que un ingeniero
haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el
negocio.
Si sigues con esa chica te cerraremos las
puertas.
Eso, para vivir.
No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.
Y descansar: morir”.
Con
este poema de Gabriel Celaya, titulado “Autobiografía”, da comienzo Albert
Espinosa su primer libro “El mundo amarillo”, porque nuestro invitado coincide con el poeta en descartar los noes de
la vida para que, con lo que nos quede, comenzar a crear mundos, a caminar
libres y sin ataduras estériles.
Este año, en nuestro encuentro con el
libro-fórum, como ya nos ha anticipado con todo detalle Andrés, contamos con un
escritor especial, Albert Espinosa, nacido en Barcelona, ingeniero industrial, actor,
director, guionista de cine, teatro y televisión.
Todos hemos visto sus creaciones en el
cine o la pequeña pantalla y hemos leído los libros que ha ido pergeñando, para
mostrarnos su experiencia en su larga estancia en hospitales, su búsqueda de
los amarillos, sus rojos, su mundo azul, su caos.
Albert
es un desparramado y es zurdo, ve muy claro con los ojos cerrados, tiene un pie
en el cementerio, lleva un sheriff dentro, no quiere ser esclavo de nada, está
aprendiendo a decir no, es agnóstico y se levanta siempre con el pie derecho.
Prefiere perder el sueño a perder
experiencias y piensa que el humor es lo más importante que tenemos.
Albert
crea porque cree.
Albert es viento, aunque escriba sus
historias cerca del mar.
He mencionado antes El mundo amarillo, su primer libro, que nos adentra por un tramo de
su vida, nos da a conocer ese recorrido árido y espinoso y que nuestro invitado
supo, envidiablemente, cribar y extraer maravillosas enseñanzas; el siguiente, Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo, continuó
enamorando a sus lectores, en él nos insinúa que la vida puede ser un ir y
venir de girar pomos. Albert escarba en su realismo mágico como un cirujano
espiritual.
Si tú me dicen ven lo dejo todo… pero dime ven, escrito durante el verano del
2010, nos habla del amor, de las pérdidas, de la diferencia y creo que es su obra preferida; y, en el verano del 2012, el libro que hemos leído en todos los grupos
durante el curso: Brújulas que buscan
sonrisas perdidas.
Albert nos habla en él de segundas
oportunidades, del uso del perdón, de la
sinceridad, de los valores, de la familia, de la amistad, de la superación…
Albert nos recuerda que hay vida antes de la
muerte y que hay que disfrutarla, nos pone en bandeja ese horizonte que no
debemos perder de vista y que, a veces, ni siquiera nos molestamos en mirar.
Hemos devorado con placer el libro y
además, lo hemos desgranado, aderezado, exprimido y diseccionado con el
magnífico cuaderno de trabajo que, como siempre, nos procuran desde la U.P.L.
Albert, sigue creando y, El mundo azul, ama tu caos, es su último éxito literario.
Vuelvo a encontrar mi azul,
mi azul y el viento,
mi resplandor,
la luz indestructible
que yo soñé siempre
para mi vida. (*)
En este libro, que cierra una trilogía de
títulos y colores, Albert nos sumerge en un mundo onírico, de una anarquía
alegre, de aceptación casi gozosa, de una sencillez compleja y elemental.
En él ratifica el autor su lema preferido,
al que es adepto: el Carpe diem.
No voy a extenderme más porque sé que
tenéis preguntas que hacerle, que estáis deseando escuchar sus vivencias, todo
lo que aprendió durante aquellos lejanos y largos diez años en los que su vida
transcurrió por desvíos que él no había elegido.
Que nos explique lo que pudo sumar con
aquellas experiencias, lo que le restó la inercia de tantos días y lo que,
actualmente, le han dado multiplicado el reconocimiento de su mensaje y su
empatía.
Que nos cuente sus hobbies, su pasión diaria
por el agua y por qué colecciona y se identifica con los Pinochos.
Que nos hable de sus Pulseras rojas y de Spielberg,
de sus proyectos, de su forma de mirar.
Que nos hable.
Lunes,
11 de Mayo de 2015.
En pleno Camino de Santiago.
En plena explosión de la primavera.
En plena campaña electoral.
En mitad del camino de nuestra vida.
Avanzando.
(*) Extracto del poema Lancelote, de Rafael
Alberti para César Manrique, (pastor de vientos y volcanes).
Astorga, Castrillo, Murias, Santa Catalina de Somoza, El Ganso, Rabanal del camino, Foncebadón, la Cruz de Ferro...
Alto!
La piedra.
Cruz de Ferro, 1500 m. de altitud.
Astorga, Castrillo, Murias, Santa Catalina de Somoza, El Ganso, Rabanal del camino, Foncebadón, la Cruz de Ferro...
Alto!
La piedra.
"El día criminal" de ayer me llegó al alma. Con gusto os cambiaría mis piernas para la siguiente etapa. Ya pasáis el Ecuador, peregrinos valientes, andariegos de bravura, oteadores de horizontes. Os mando un abrazo con empujón, pero cariñoso. Cuida tu piel, cuídate tú, cuidaros todos.¡ Hasta mañana!
ResponderEliminarEstamos felices pero el camino está resultando muy duro. La piel quemada y asustada. Un abrazo.
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