Amanece.
Me envuelvo ansiosa entre las sábanas, crisálida y
emigrante.
Rezo al sueño y a la luz.
Espanto las imágenes contaminadas, radiactivas.
No se puede. Hay que abrir la realidad y ver los pecios.
Los pecios del naufragio.
A dentelladas.
Le miro y lo comparto con él.
Le miro y lo comparto con él.
-Haro, no se puede obviar la travesía.
-Despierta, Haro, hermoso, hay que levantarse.
-Hoy toca visita al veterinario.
Vacunas.
Revisión.
10.30 h.
Dice D. Manuel, el perriatra, que mi perro va entrando,
lentamente, en la ancianidad.
Le mira los ojos.
-Tiene principio de cataratas,- me dice, bajando la voz, para mitigarme el dolor.
-Tiene principio de cataratas,- me dice, bajando la voz, para mitigarme el dolor.
Mi perro me mira como si
comprendiera. Creo que sonríe, para darme ánimos.
Tantos años ya. Juntos. Mirándonos, caminando
con la misma cadencia, apoyándonos.
Ya en la calle, hemos ido al parque
más cercano. Para oler la primavera, para
estar solos.
Le hablo siempre
mucho. Hoy no. Sólo hemos llegado hasta el final de la alameda, en silencio.
Pensando.
Y hemos vuelto a casa antes de que la mañana termine.
-Yo también estoy en
ese tramo de la vida, le digo. No te preocupes. Nos cuidaremos. El uno al otro.
Como hemos venido haciendo hasta ahora.
Y le beso.
Y me mira
con sus ojos de niebla.
Y se queda dormido.
En mi cuaderno de todo, que tengo siempre a mano, le escribo un haiku:
En mi cuaderno de todo, que tengo siempre a mano, le escribo un haiku:
Rozas mis piernas
carnaval de algodones,
trufita al viento.
Y me duermo, un ratito, junto a él.
Que te puedo decir? Es tan dulce, dale un achuchoncito, y acarícialo la cabeza y susúrrale. ¿Qué tiene mi chico?. Siempre habrá alguien que nos cuide y a quién queramos cuidar. Un fuerte abrazo. Buen día.
ResponderEliminarSe los doy a cada momento, cada vez que le miro. Sabes de mi debilidad por mi chico. Me da mucha felicidad y eso, hoy en día, no es nada fácil de encontrar. Un beso.
EliminarQue bonito canto. Esa senda la estamos andando todos, Haro, Tu, Yo... Ley de vida amiga
ResponderEliminarAsí es, pero tú sabes lo que duele ver esos ojos que parecen decirte que dependen de lo que tú hagas. Un besote. Y continuaremos todos en la senda.
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