El camino francés que lleva a Santiago de Compostela, tiene su primera meta gallega en O Cebreiro.
A lo largo de los siglos, han sido millones los peregrinos que se han detenido a orar en este santuario dedicado a Santa María, donde la leyenda sitúa al mismísimo Santo Grial.
Está situado a más de 1300 metros sobre el nivel del mar y fue la última etapa de nuestro camino de este año.
La primera del año que viene.
Fue dura la subida, mucho, pero el entorno que nos esperaba allá arriba nos resarció con creces del esfuerzo.
A nuestros pies un extenso valle pellizcado entre los montes, todos los verdes que existen y todas las nubes, mirándose asombradas, entre los pliegues del milagro.
Nos reunimos todos, después de abrazarnos, dentro del hermoso santuario. Encendimos alguna vela, admiramos los libros que se exhiben, orgullosos, apoyados en una antigua estructura de madera y pizarra y recorrimos con las manos la enorme pila de piedra redonda pensada para el bautismo por inmersión.
Recuerdo esto ahora, porque estoy leyendo un hermoso libro que me regalaron el último día, ya en Lugo, mis amigos: Santuarios con Leyenda.
Es una guía donde se muestran algunos ejemplos de santuarios de las cuatro provincias gallegas, sólo unos pocos de los mil y un santuarios que hay en Galicia, donde, si no cada parroquia, sí cada comarca tiene un santiño al que venerar.
Nos reunimos todos, después de abrazarnos, dentro del hermoso santuario. Encendimos alguna vela, admiramos los libros que se exhiben, orgullosos, apoyados en una antigua estructura de madera y pizarra y recorrimos con las manos la enorme pila de piedra redonda pensada para el bautismo por inmersión.
Recuerdo esto ahora, porque estoy leyendo un hermoso libro que me regalaron el último día, ya en Lugo, mis amigos: Santuarios con Leyenda.
Es una guía donde se muestran algunos ejemplos de santuarios de las cuatro provincias gallegas, sólo unos pocos de los mil y un santuarios que hay en Galicia, donde, si no cada parroquia, sí cada comarca tiene un santiño al que venerar.
Foto del grupo delante del santuario.
Misión cumplida.
Que este sábado no os sea indiferente.
Que tenga su leyenda.
Gracias por haber llegado hasta aquí.
Hasta mañana.
Conozco el lugar, pero sin esa rica y envidiada experiencia. No obstante evocaré mi primera visita, con nieve, con sol, con amigos preferidos. Hoy, haré de este Sábado que sea diferente. Le seguirá el Domingo y el lunes, ¡vamos! todo perfecto. Besos.
ResponderEliminarComo debe ser señora escritora. Un beso perfecto, como los días de la semana. Nos vemos.
EliminarRecuerdos. Eso es lo mejor que puede quedar de esas convivencias que hacen andar un CAMINO. Camino de amistad, de recogimiento, de esperanzas... CAMINO.
ResponderEliminarDías que pasan diferentes y compartidos.
RECUERDOS...
Queda algo más que recuerdos. Son ya seis años de camino y ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Gracias a todos los componentes de dicho recorrido vital. Besos, desde aquí, para todos.
EliminarNo tengo más remedio que regalarte este poemita. para mí O Cebreiro es un punto mágico, una puerta misteriosa a lo impalpable...
ResponderEliminarO CEBREIRO
Tan cerca de la nieve,
de nublados, la luna y el silencio.
Tan inmediato a las abiertas alas
de pájaros cometa o fugaz dardo.
“Tan cerca de la meta” dicen quienes
llevan sus pies cargados de camino.
“Tan lejos aún…”, observan
los que te hacen su punto de partida.
Un rincón elevado donde el aire,
peregrino también, va tan ligero
que no detiene el paso entre las calles,
pero deja su transparente voz
saludando al viajero:
-¡Buenoss díasss!
-Buen camino…
-Podremoss encontrarnosss
por aquelloss senderosss que transssitessss
en otrosss essscenarios de la vidaaa.
Y rueda por declives de la aldea
donde se abren balcones de esperanza
coloreando las faldas de los montes,
donde se abren las puertas misteriosas
que atraen tantas pisadas…
Los suspiros
que describen cansancio del viandante
pretenden confundirse con el viento
que huyendo de la mar cruza Galicia,
y el revolar de aquel llevar consigo
los lamentos de pies atormentados
o el júbilo campana de unos pechos
henchidos de armonía con "El Camino";
se abraza con relente que en la noche
viste tenues vestidos adornados
de largas colas grises y nubosas:
prendas que las estrellas deshilachan
dejando dispersados por el monte
semillas y hebras de cristal licuado
que los ojos confunden con rocío.
Al báculo creyente una leyenda
pone ilusión, perdura entre los goznes
y granitos del templo centenario.
El tiempo se ha parado en la reliquia.
Descansa de la historia: su camino,
pernoctando interiores de pallozas,
Escribe su diario en unas piedras
talladas por el musgo y la intemperie.
Lo encuentras en los símbolos de runas,
condimentando olvido entre las potas,
o cortando minutos con el filo
de las hoces colgadas del pasado.
O Cebreiro es el tiempo inalterable.
Muchísimas gracias, amigo. Precioso. Con tu permiso, amueblaré con él, un día de éstos, un rincón de mi casa. Abrazos.
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