"En el atardecer de la vida,te examinarán de amor".San Agustín
Una mujer entra en la pregunta,
se pierde en sus recovecos,
se golpea los hombros
en las esquinas,
tropieza en sus baldosas levantadas,
parpadea ante el ruido
de la incógnita.
La mujer sigue avanzando
casi a ciegas; busca,
pero no encuentra el interruptor
que ilumine sus dudas.
Un día, al fondo,
le parece ver una salida,
algo de claridad,
la respuesta.
Pero despierta y comprende:
no hay indulto para su crimen.
Así comienza el poemario "Circuito cerrado. La lujuria del asco", con este poema. Y, después de recorrer sus pecios, la mujer lo acaba con otro poema casi igual. No ha conseguido darle un giro a su vida. No lo ha conseguido.
Al final lo reconoce: Tengo la espalda vencida de mirarme las derrotas.
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