Ayer volví a enamorarme.
Fue al caer la tarde,
cuando saqué a pasear a mi perro.
Voy por veredas desiertas,
porque no me gusta encontrarme con nadie.
Es que es mi momento de pensar.
Venía en dirección contraria.
Con un perro de la misma raza que el mío:
un pomerania.
Moreno, alto, guapote,
me refiero al hombre.
Al cruzarnos, estallaron,
en la agonía de la tarde,
simulacros de otras vidas.
Podríamos
haber sido felices.
Juraría que él se alejó
pensando lo mismo.
... Y, ¿quién podría asegurar lo contrario? ������
ResponderEliminar(A.L.L.)
Nadie. Nadie en absoluto. Un abrazo. Nos vemos pronto.
EliminarCuidadín, cuidadín, el amor a primera vista nos da sorpresas.
ResponderEliminarSorpresas dan todos. Es parte de su imperfección. Un abrazo certero.
EliminarCuidaín, cuidadín, el amor a primera vista nos da sorpresas.
ResponderEliminarPues me ratifico en el comentario anterior. Y añado, además, un besote.
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