"La única derrota es rendirse. Todo lo demás es camino".
Hoy es la segunda etapa de mis amigos peregrinos.
Ayer se acostaron cansados pero exultantes, como niños tras la excursión a ese lugar soñado desde siempre.
Durante esta mañana peleona, danzando entre los restos de nieblas y explosiones de calor, comienzan la marcha.
Caminos angostos y rumor de agua les acompañan.
Barro y niebla, orquesta de pájaros, pizarra, bosque encantado.
Robles y abedules les escoltan.
El suelo, a veces, está formado por lajas de piedra.
Las ardillas les observan y corren por las tupidas ramas, alborozadas y traviesas.
Se detienen a veces cuando ven alguna maravilla, brochazos sabios y certeros de la naturaleza. Y sacan la cámara y captan la hermosura.
Y siguen, apoyándose en los bastones y en las conversaciones, en las confidencias y en los descubrimientos. Árboles de formas caprichosas y silencio.
El caso es seguir, continuar avanzando entre bosques misteriosos y promesas de horizontes cercanos.
Ya divisan la torre de alguna iglesia.
Pararán para compartir una cerveza fresca. Sellarán la credencial y llamarán a alguien que espera noticias.
Es el camino. Que se repite pero que siempre es nuevo.
Es la vida que transcurre.
Como los arroyos y los ríos.
Es Galicia.
Ya llegan.
Y tanto verde
tanto rumor de agua
exuberancia.
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