De ansias y sosiegos. Desayuno, cotilleos y compras.

279. Desayunando con Asiole.

Buenos días corazones.

¿A qué no sabéis con quién he desayunado hoy?

Con Asiole. Asiole Dorpa.

Vuestra portera de guardia.

Me llamó anoche. Que me invitaba a desayunar.

-Voy con Haro-, le advierto.

Para que sepa que no podemos ir a un lugar cerrado.

Desayunamos al lado de la portería, en la cafetería de los tristes, ¿os acordáis?, pero no me ponen pegas y Haro se arremolina entre mis piernas en una mesa del fondo.

Asiole quiere que la acompañe a la tienda de Pilar, en el Callejón de Jorge Juan, a comprarse el vestido para la boda de Larios, que es el 17 de este mes.

Me cuenta, gozosa, que las Koplowitz y Mari Mar, llegaron contentas de su viaje a Tokio y le trajeron un bolso de marca (es de imitación, le dijeron al dárselo), pero que a ella le gusta y le hace apaño.

Me cuenta también que Angustias y el Sr. Andreas, volvieron del viaje a Italia, radiantes y enamorados. Pero que no viven juntos. Pasean, comen, van al cine o al teatro, pero luego cada uno a su casa. Me parece una medida sabia y práctica. Durarán.

El Sr. Andreas, me dice, ahogada en risas, tuvo que meterse en la Fontana de Trevi, a recoger a la dama, como en la película. Pero que él ya no bebe y ella ha recobrado la alegría.

Vamos a la tienda y echamos la mañana tanteando vestidos, no se decide y Pilar nos dice que por la tarde recibe unos modelos nuevos.

Me pide Asiole que me quede a dormir en su casa para acompañarla a elegir también los zapatos y el bolso.

Me quedo.

Aprovecharemos para ir al cine.

Barrigas, Frida y Haro se quedarán solos.

Que sea lo que Dios quiera.

Mañana os cuento.

Un beso de parte de Asiole.

Dice que tiene más novedades que contarme.

Y me pone caritas.