Buenos días.
Me han invitado a tomar café en casa de unos amigos.
La casa es de pronóstico reservado.
Atiborrada de tesoros.
Y ante mi fascinación ante un davenport antiguo, se ofrecen a vendérmelo.
Me he enamorado y así, enajenada, no se puede pensar con lucidez.
Creo que es una broma y me limito a acariciar con tacto y mimo la superficie del escritorio.
Suave y caliente. Dócil y viva.
Dentro de los cajones del dorso del mueble, cuatro a cada lado, una colección de plumas y utensilios, igualmente antiguos, para la escritura.
El amor me desborda.
"La historia del escritorio davenport, pieza muy apreciada por los coleccionistas, se inicia en el siglo XVIII, con el incremento de la comunicación escrita.
Su nombre parece proceder de la anotación realizada por el ebanista inglés Gillows, en 1790, en su libro de encargos: "Capitán Davenport, un escritorio".
En principio, fue un mueble militar o náutico que, por su gracia, pasó a a ser usado por las damas de la época, muy aficionadas a los pequeños escritorios, pero también los caballeros lo miraron con buenos ojos.
Su linea funcional se enriqueció, en el periodo victoriano, con detalles de estilo clásico o adornos góticos".
No me arriesgo a poner precio al objeto de mi deseo.
No estoy en condiciones.
Acepto tomar una segunda taza de café, sólo para poder seguir regodeándome en la contemplación.
Luego me comentan de la existencia, en casa de sus padres, de un bureau à cylindre, un mazarin y un carlton.
Me acabo el café, me tomo una pastita de coco y me despido con prisa.
Al llegar a casa me informo.
Y os muestro los ejemplares.
Por si, por Navidad, se os ocurre hacerme algún regalito.
Bureau à cylindre.
Bureau mazarin.
Carlton.
No pasa nada. Ya me encuentro mejor.
Hasta mañana, corazones.
Bueno... a tanto no llegamos, aunque cosas más humildes si te han regalado
ResponderEliminarAy, mi amigo querido! Vuestros regalos , soberbios para mi, están presidiendo la mejor sala de mi casa. Orgullosa estoy de ellos y de vosotros.
EliminarBueno... a tanto no llegamos, aunque cosas más humildes si te han regalado
ResponderEliminarY cada vez que los contemplo me acuerdo de la suerte que tengo de tenerlos y teneros. Mil besos.
EliminarSeñor calatravo, doy fe de esos regalos a los que usted se refiere. Cuidado Señora Eloísa, que ya sabe lo que dicen de la avaricia. Es una bromilla, que ya sabemos la afición que tiene esta dama por las almonedas y antigüedades. Recuerdo algunos paseos que hemos realizado juntas por el rastro madrileño. Deseos compartidos. Besos para usted y para ella.
ResponderEliminarSimplemente es pasión por las cosas excepcionales. Como mis amigos. Tenerlos es un valor seguro. Abrazos de madera noble.
EliminarEso está hecho, total esos muebles son minucias para cualquier bolsillo. Yo los colecciono- en mi mente- Todo se andará, dicen por ahí, que hay loterías y primitivas y no sé cuantas cosas más. Buen día lleno de ilusiones. Un beso.
ResponderEliminarPor lo menos se pueden escribir historias con los sueños. Ya tú sabes escritora. Abrazos de arte.
EliminarSi no tienes entre tus amistades a Santa Loteria... Los demás estamos para decir: mucho te quiero perrito, pero pan poquito; también para desearte que tu ilusión se cumpla. De no ser así, ya sabes lo que cantaba Serrat: No hay nada más bello que lo que nunca he tenido...
ResponderEliminarTienes usted razón, amigo poeta, pero a lo mejor puedo tener algún día un precioso reloj encajado en un olivo, como los que usted crea.
EliminarUn abrazo. Le espero por la sede para escuchar sus versos.