110. Su ultima oportunidad.
El baile pueblerino de Picasso.
Dentro de quince días será su cumpleaños.
Cuarenta y ocho, aunque ya se ocupa ella de quitarse media docena, cuando le
pregunta algún baboso de ésos que bailan ahora por el salón de actos del
Ayuntamiento del pueblo, metiendo la barriga y distribuyendo, por las cuatro
esquinas del local, el espantoso aroma de su perfume barato.
Contempla a Adelaida, bailando apretada con el
único hombre que merece la pena de ese grupo de granjeros que buscan mujer entre las que han
llegado esta mañana, temprano, al centro de la plaza. Caravana de mujeres
llegadas desde el sur, para buscar pareja. La media naranja.
Y ésta es su última oportunidad. Ya le
había echado el ojo a aquel hombre, se había informado, era el más rico del
pueblo y no estaba mal, dentro del panorama reinante.
Pero Adelaida lo había acaparado y seguía
exhibiendo sus tetas, convenientemente alzadas y comprimidas, como un
balconcillo de baratijas, que hipnotizaba irremediablemente a los hombres.
Adelaida, su vecina del pequeño pueblo de Jaén, la que le robó a su primer amor,
se casó con él y tuvo aquellos hijos que debieron ser suyos. La que se acostó junto
a él cada noche durante veinte años, hasta que se quedó viuda.
Y ahora, ahí estaba otra vez.
Ni medio año le había durado la pena.
Pero ésta era su última oportunidad.
Cerca del anochecer, después del baile, le pediría que la
acompañara a tomar el aire, para aliviar una repentina jaqueca. Pasearían, alejándose un
poco del centro.
No estaban lejos de aquella laguna negra que
circundaba el pueblo.
No sería difícil.
Ésta era su última oportunidad.
Os deseo a todos que disfrutéis de este lunes de Abril.Es vuestra última oportunidad.
Si el baile aleja el alma griposa, bailaremos y aprovecharemos la última oportunidad. Un beso.
ResponderEliminarBailemos, pero no aceptemos invitaciones a ninguna laguna. Abrazos con oportunidades incluidas.
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