Este lunes, en el taller de escritura, nos hemos intercambiado cartas.
Ha resultado un popurrí de misivas, diferentes y personales, originales y sorprendentes.
Una hermosura y un recuerdo a tiempos pasados. Lo hemos disfrutado.
Seguiremos hasta componer un epistolario lleno de momentos y secretos que aún no nos habíamos contado.
Como muestra, una, la que le he escrito a Angelines, la preciosa mujer de la foto.
Querida Angelines:
Ya sabes que las ideas me
llegan sin avisar, se me aparecen en cualquier pared que tenga enfrente y me
obligan a verbalizarlas.
Me pasó el lunes: María dijo de repente que tenía que
irse y se me atropellaron en la cabeza las ideas. Pensé: se va a perder la
lectura de poemas, no tengo planteado que trabajo hacer durante la semana, no
quiero que se vaya… y en la pared de enfrente se dibujó la palabra “carta”. Se repartieron las
posibilidades y, después del cruce
correspondiente, mi carta sería para ti.
Y aquí me hallo, yo, que
tengo tanta sed de correspondencia, que os he referido varias veces aquella
frase de Elias_Canetti: “Nadie es más solitario que aquél que nunca
ha recibido una carta”.
Como yo, porque también os
confesé que tengo una caja preciosa y vacía esperando contener un manojillo de
sobres rasgados y atados con alguna cinta de cualquier color, al que acudir en
las tardes lluviosas. Pero nadie me escribió nunca y ahora, al atardecer de mi
vida, quiero remediar aquella carencia, ahora, quizá a destiempo.
Querida Angelines, es
bonito esto de escribir y recibir cartas, además es un trabajo perfecto para el
taller, los epistolarios son también parte del programa. Y ahí vamos.
He tenido una semana de
perros y el tiempo se me ha escatimado, por lo que mi carta es rápida y sólo
roza la superficie de todo lo que podría decirte.
Pero no puedo acabarla sin
dejar constancia de tu alegría, de tu desparpajo; de tu sentido de la familia y
de esos encuentros eternos que sabes me dan tanta envidia cuando nos lo cuentas,
en esos huecos del taller en que nos relajamos hablando y luego me queda un
sentimiento de culpa; de tu placer al leer. ¿Te has puesto en serio con la
poesía? Poesía es eso que experimentas cuando, con las manos gozosas, simulas
el vuelo de las golondrinas, sí, en ese instante en que comienzas el relato de
tus experiencias. Escritora de la experiencia, eso es lo que eres, narradora de
lo cotidiano, ojos que escrutan, que se sumergen en todo lo que hay a tu
alrededor para luego recolocarlo con mimo en tus hojas en blanco.
Escribiremos más cartas
próximamente, es un buen ejercicio. Y pergeñaremos mensajes en las botellas y nos regalaremos
algún acróstico anónimo, como un amigo invisible del otoño y nos inventaremos
historias interesantes que, no nos ocurrieron, pero que merecemos.
Querida Angelines la carta
no debe ser demasiado larga, ya sabes que luego el tiempo se escurre y se nos
queda encogida la tarde, me voy a despedir con el deseo de que la escritura y
la lectura te acompañen siempre y de que tu viaje a Ítaca sea largo, lleno de
aventuras, que muchas sean las mañanas de verano, que no apresures el viaje,
mejor que dure años y atracar enriquecida de todo cuanto ganaste en el camino.
Un beso amiga.
Pura vida.
Este verano, escribiendo y leyendo en cualquier parte.
Con Toñy a mi derecha; a mi izquierda, Elvira, Rosa y María.
Bonita carta. Hoy hemos volado todos escuchando y viendo el semblante de cada uno.Ha sido una prueba más que aprobada. Creo que nos hemos llevado a casa el regusto y el temblor de una tarde entrañable.¡ Tres hurras por la clase! Buenas noches.
ResponderEliminarEs que, al igual que los caramelos de Angelines, hay cosas que todavía, aún, nos llegan al alma. Como tú. Un beso con hurra.
EliminarQuerida Eloisa,
ResponderEliminarLa sombra del menbrillero es alargada, tanto como nuestra ilustrada vida.
Aprovechando que tus talleres declinan cuando llega el verano, aprovecho para dejarte en tu espacio el homenaje que escribí hace un tiempo a tu escuela.
Un abrazo.