11. Domingo de paseo y azaleas.
¡Qué bello está el
cielo esta mañana Haro, con su metálica luz de otoño, como una ancha espada de
oro limpio!*
Hoy te has levantado mimoso, necesitado. Ya en la cama me mirabas
fijamente, para incomodarme. Durante mi café lento del domingo leyendo a los amigos en la pantalla del ordenador, demorándome, acompañabas a tu mirada acusadora
y lastimosa pequeños golpes con la patita, urgiéndome rapidez en los sorbos.
En la calle, tu paso, otras veces despegado y pasota, se asociaba al mío y
rozabas, de vez en cuando, tu hociquillo contra mi pierna.
Te he
mantenido un ratico al sol de este enero hermoso, para darle fuerza a tus
huesecillos, a tu cuerpo menudo y algodonoso y luego hemos subido a casa con el periódico y un
ramo de azaleas que me tenía reservado mi querida jardinera Paula.
Seguías
melancólico y frágil y sólo cuando, aupado a mi pecho, las manos cogidas,
hemos bailado las últimas canciones de Amy Winehouse, danzando alocados
por el salón; sólo entonces, digo, te has acurrucado, feliz, entre los cojines
de tu sofá preferido y desde allí, me miras ya sonriente y triunfante, descarado,
mientras yo escribo esto para levantar acta de las toneladas de felicidad
que me procuras, bichejo malcriado y bastardo, perrillo
amado, fiel Haro, que llegaste a mi vida hace diez años, para mejorarla, para
mejorarla..."
*(Frase compartida con el capítulo XCIX de Platero y yo).
Me gustan las historias de "Haro y yo".
ResponderEliminarYo también tengo perro, la entiendo y me encanta leerlas.
Un saludo desde Bogotá.
Me gusta que le gusten. Desde Leganés un saludo. Feliz año.
ResponderEliminarEntre flores y perros. Bellezas ambas. ¡Mi Haro...!
ResponderEliminarHaro le envía un saludo cariñoso a su tía. Y yo otro.
ResponderEliminar