28. Una historia en espera.
Tengo una historia que contar.
La tengo escrita, con letra pulcra y apretada, en un cuaderno de tapas floreadas y brillantes, atadito con una cuerda fina pero fiel, para que las palabras no escapen de su obligado retiro.
Lo guardo en un cajón, al lado de mi cama, oculto debajo de un alboroto de medias y sostenes.
Allí duerme mi historia el sueño del olvido.
De vez en cuando, alguna mañana desconocida y temblona, lo saco y leo enteras algunas páginas. Luego, vuelvo a dejarlo en su reposo.
Hace mucho que no deseo recordar.
Pasan meses enteros sin que sienta su peso.
A veces pasan años.
Tengo una historia que contar. Está escrita con letra apretada y menuda.
Algún día.
Mientras tanto, sigue acercando tu mano a mi rodilla cuando miramos al horizonte al anochecer.
Mientras tanto, sigue protegiendo mi cuello de la lluvia que nos sorprende.
Mi historia sabe esperar.
Allí duerme mi historia el sueño del olvido.
De vez en cuando, alguna mañana desconocida y temblona, lo saco y leo enteras algunas páginas. Luego, vuelvo a dejarlo en su reposo.
Hace mucho que no deseo recordar.
Pasan meses enteros sin que sienta su peso.
A veces pasan años.
Tengo una historia que contar. Está escrita con letra apretada y menuda.
Algún día.
Mientras tanto, sigue acercando tu mano a mi rodilla cuando miramos al horizonte al anochecer.
Mientras tanto, sigue protegiendo mi cuello de la lluvia que nos sorprende.
Mi historia sabe esperar.
Me acompañaban los olores de otros días.
Me ayudaba a continuar el presagio de volver a encontrarlos.
Cuadernos iguales, de tapas idénticas cobijan, presos, momentos vividos, amores perdidos, esperanzas olvidadas, silencios chillones, recuerdos, recuerdos, recuerdos...
ResponderEliminarPresos pero recuerdos que gozan de un régimen abierto y de un perpetuo vis a vis. Abrazos chillones.
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