lunes, 30 de diciembre de 2024

Saliendo del 2024

Igual que se celebran las Preuvas, estoy celebrando, este 30 de diciembre, la Pre Clausura de este año que se va, haciendo balance, anotando, en las hojas finales del diario, qué es lo que ha pasado; cuánto he crecido; cuántas cicatrices nuevas adornan mi piel sedienta; qué desengaño, qué amor nuevo he metido, sin que nadie me vea, en la mochila; qué avances con la escritura; dónde estoy.

Y, descubro con asombro, que no estoy satisfecha, que no respiro con placidez, que desprendo desasosiego por el borde de las uñas, falsamente decoradas de fiesta, que me falta el vértigo.
En la preciosa agenda turquesa que me he comprado, he puesto mi nombre, anotado el teléfono y los compromisos adquiridos, me he fijado fechas para el triunfo, he subrayado días para ser feliz, barajado lugares perfectos para la presentación de los cuatro poemarios que tengo ya rematados, sopesando si serán de vuestro interés, si os seguiré emocionando, si aún tengo esperanzas.
Hoy me siento confundida, he repasado algún escrito, he puesto sábanas nuevas en mi cama, hemos dado, Chewie, mi perro autista, y yo, un largo, largo paseo y, ahora, voy a ausentarme en la lectura, mi tabla de salvación, mi religión, mi amante. Voy a intentar ubicar mi desasosiego, la entrada a un nuevo año. Voy a asumir que ya queda poco. Aunque llene mis cuadernos de poesía. Aunque intente confundir a las mañanas. Queda poco.
Puede ser una imagen en blanco y negro

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