en todos los armarios,
entre la ropa,
entre los collares de piedras
verdosas
y al lado de los camisones
de mujer casada.
He mordido uno
y he guardado el trocito
entre los dientes.
Cuando llegue
le daré un beso perfumado
y él me llevará a la cama,
emulando los cuentos orientales
que tanto le gustan.
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