Libros, una pipa, corbatas
y una colección de música
que insinuó un día.
Yo, ocupada en la intendencia,
les dejé hacer.
De noche ya,
prestos a acostarnos,
le quise demorar con unas copas
y la música que le habían
regalado.
—Mañana no hay que madrugar—
le ofrecía,
desplegando los brazos
para atajar la dicha.
Y él me llevó a galopar
por donde quise,
ajenos al rumor
de los escombros.
Creo que anoche
comenzó la primavera.
Del poemario Pronto será oro el membrillero.
ummm
ResponderEliminarFelices primaveras otoñales,largas, perennes, bellas y cabalgadoras.
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