En la Librería Punto y
Coma, en Leganés, un viernes del mes de Octubre del año 2014. Principios de
otoño.
Lleno total. Buen ambiente.
Presentamos a la autora la poeta y escritora Inma Luna y yo.
Y este panegírico es el que pergeñé para la ocasión:
Lleno total. Buen ambiente.
Presentamos a la autora la poeta y escritora Inma Luna y yo.
Y este panegírico es el que pergeñé para la ocasión:
"Fernando me preguntó este
verano si quería hacer una pequeña reseña, un mínimo entrante a la presentación
de la última novela de Almudena Grandes.
—Me he quedado en el corazón helado—, le contesté algo
confundida, —conmigo no contéis.
Es la novela que estaban
leyendo en el club de lectura que se imparte en este museo del libro. Mi amiga,
la poeta y escritora Inma Luna está al frente de estos hermosos encuentros.
Pero acepté, por supuesto.
No voy a desgranar la
biografía y obras de Almudena porque imagino que ya lo sabéis todo. Ni he venido aquí a hablar de su libro porque
eso queremos que lo haga ella.
Porque
aunque los españoles, ya se sabe, nunca estamos preparados para ser felices, esta
tarde nos hemos reunido para lo mejor.
Dije que no he leído los dos
primeros tomos de estos Episodios de una guerra interminable. Mea culpa. Ay, pena, penita, pena!
Los leeré. Porque la novela
Las tres bodas de Manolita, que puso Fernando en mis manos, me ha
encantado y me ha dejado con hambre. Parece ser que, al contrario de Robinson
Crusoe, que nunca supo cómo llegó la primera semilla hasta la puerta de su casa,
a Almudena, la sugerencia de un amigo y
una jugosa confidencia de una mujer valiente, le sirvieron para dejar, encima
de su mesa la semilla de seis novelas, seis.
Ésta, la tercera, ha
tardado dice unos tres años en escribirla, tras una lucha, ya legendaria, sobre
el número de capítulos y el tiempo verbal de cada uno de ellos.
Todas las novelas, las seis
que componen los episodios están perfectamente imbricadas por medio de algunos
personajes y escenarios y nos revelan trozos de nuestra historia que, a veces,
no queremos descubrir o que, simplemente, desconocemos.
Almudena sufre un Tormento galdosiano que guía su mano
para mostrarnos, para hacer que volvamos la cabeza y descubramos, de una vez
por todas, la piedra enorme donde tropezamos.
Las tres bodas de Manolita
es la historia de una superviviente, de una pandilla de amigos en una época de aires difíciles y una novela de
aventuras, de suspense, romántica y que, en algunas páginas, entre líneas, deja
escapar una sonrisa, a veces, vertical. Un recorrido por el atlas de la geografía humana:
…” la difusa culpa que les
atribuían como un pecado original, fue calando en sus conciencias como una
lluvia fina, imperceptible, que las empapaba sin que pudieran ponerse a salvo,
porque no existía ningún lugar donde refugiarse de aquella insidia cotidiana
que sabia penetrar en su piel y, poco a poco, fueron convenciéndose de que eran
culpables y tenían que pagar por ello y aprendieron a aceptar su vida, la que
se merecían…”
Las tres bodas de Manolita,
a pesar del tema que subyace como un rodrigón oscuro: “qué pobre gente y qué encogidos vamos”, no es una novela triste,
la protagonista se encarga de ello con su innata disposición a la alegría. En
ella encontramos también diversos modelos
de mujer y una compleja amalgama de
personajes en una estación de paso demasiado espesa y larga de nuestra
historia reciente.
Y visual, es una novela
visual, con sabor y olor, con imágenes indelebles como la línea gruesa e
irregular de los ojos de Paco Román la tarde del desengaño y a pesar de las
lágrimas.
“…resignación, la falsa
amiga. La odiaba, pero no podía vivir
sin ella. Por eso me dejé mecer por su voz, el arrullo tierno, zalamero, que
limaba las aristas de una verdad deformada, de contornos progresivamente
blandos, redondeados como los cantos de las mentiras”.
¡Ay,
pena, penita, pena! de esos tiempos en que la hazaña consistía
en llegar vivo al día siguiente. ¡Ay,
pena, penita, pena! Esa noche negra lo mismo que un pozo…
Pero la muerte no tiene la
última palabra y Almudena Grandes nos habla.
Porque lo que está claro,
leyéndola, es que Almudena no tiene el
corazón helado".
Vamos a escucharla.
Gracias Elisa, por compartir con tus amigas esta introduccion. De veras me hubiera gustado estar alli.
ResponderEliminarPues te espero en la próxima, querida Carmela. Abrazos siempre.
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