Me
dijiste que me fuera y ya me he ido,
que no
quiero que por mí vistas tristeza,
que
finjas, si me ves, falsa extrañeza,
lo
nuestro era, lo sé, un sin sentido.
En
este juego desigual yo no he perdido,
tu
vida terminó, la mía empieza
con el
recuerdo de aquel amor y la belleza
que te
di de beber y no has bebido.
Sediento,
rememoras el pasado,
yo sin
sed, porque bebí con desmesura
y te
amé como nunca te han amado.
Te
llevaré enredado en mi cintura
y, aunque sé que estuviste enamorado,
elegiste
el pedestal a la escultura.
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