Aquel día de verano, en la casa grande, noté murmullos desconocidos, mi abuela me había hecho las coletas con un aire de descuido, mi abuelo dejó a un lado el periódico y se dedicó, toda la mañana, a contarme historias nuevas; mi bisabuela Eloísa, se presentó a mediodía con una bandeja de pasteles.
Ya caía la tarde cuando mi abuelo, desde el salón, me gritó:
-Elo, ven, corre, mira la cigüeña que trae a tu hermanito.
Y yo corrí todo aquel largo pasillo sin darme cuenta del temor que, a veces, me asaltaba, pensando que, desde las puertas abiertas como bocas voraces, saldría alguna mano misteriosa para cogerme de las trenzas. Cuando llegué, mi abuelo me dijo, con cara de pena, que la cigüeña acababa de torcer por la esquina y ya no podría ver a mi hermanito colgando de una bolsa que llevaba en el pico.
Nos quedamos largo rato los dos, apoyados en la ventana, mirando el pespunteo de lucecitas en el cielo y aspirando el olor a tierra mojada que subía desde la calle, como cada noche que el dueño del bar de debajo de nuestra casa regaba con energía, dejando la tierra fresquita y limpia para que los hombres pudieran jugar la última partida de parchís.
Aquella noche mi abuelo me cantó tres veces el Relicario.
Al día siguiente mi madre volvió con mi hermano. Aquel mismo día, sin saberlo, dejé mi trono de reina absoluta de aquella casa grande que había ostentado durante seis años y todo el poder recayó en él. Nunca me importó. Aquel niño fue el mejor regalo que mi madre pudo hacerme. Me desbancó limpiamente, por méritos propios.
Años después, se repitió la historia, pero yo ya no creía en cigüeñas. Otro hermano completó la dicha. Otro regalo.
Han pasado tantos años que cuesta asimilarlo, pero ellos, quizá para compensarme por mi abdicación voluntaria, me traen una corona cada vez que nos vemos, se ponen a mi lado y me aúpan, con su cariño y su fuerza, a un trono en el que me siento segura y feliz.
Petricor, ahora sé que aquel olor de mi infancia, ese olor de la tierra mojada, de la vida, de la calma y de la nostalgia, se llama petricor.