El insomnio de las lámparas
me acompaña en la noche,
se encariña con el desasosiego
de mis venas,
disimula mis miedos.
de balanceo al borde,
de peligro escondido
entre los cojines huérfanos del sofá,
entre el segundero del reloj de arena.
Debajo de mi piel corren panteras hambrientas
y corderos solitarios.
Tengo más sed
cuanto más te bebo.
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