SAPERE AUDE
Buenas
tardes.
¡Qué rico!
¡Qué gusto estar de nuevo aquí, regresando
a los encuentros de otros años, casi de otras vidas vividas por parte de esta
familia hermosa de la Universidad Popular de Leganés! Gracias a todos por venir,
gracias al buen hacer de los responsables, por este magnífico comienzo, gracias
a Raquel por el excelente resultado del cuaderno de trabajo, a Bernardo García,
nuestro Berni, por el elegante díptico y marcapáginas, por el video de presentación y, por
supuesto, gracias a nuestra escritora invitada, Rosa Montero, por acudir a la
llamada.
Hemos leído, durante el curso, su libro
Nosotras, una estupenda recopilación de biografías de mujeres sobresalientes,
conocidas o no, un remoce y ampliación de sus Historias de mujeres, publicadas
hace más de veinte años.
Sabemos casi todo de la propia biografía
de Rosa_Montero, sus numerosas publicaciones y premios, su labor como
articulista, sus miles de entrevistas, su inteligente manera de realizarlas, y hemos
seguido sus estupendos y esperados encuentros por las redes sociales durante
este extenso periodo de la pandemia y, aún ahora, con el resultado de la
edición de dos libros de relatos con 168 escritores de todas las partes del
mundo.
Hemos leído, digo, durante el curso, este
libro de mujeres y hemos leído también su última publicación: El peligro de
estar cuerda. Y ya que tenemos la suerte, la buena suerte, de tenerla esta
tarde con nosotros, lo que más deseamos es escuchar sus ansias de reivindicación
de estas mujeres olvidadas, que nos levante el tupido velo que las ha mantenido
escondidas tanto tiempo, que nos revele la causa; que nos confiese sus miedos
personales, su manera de mitigarlos, su visión del mundo, que nos hable del
refugio y de la magia de la escritura.
“Hay una historia que no está
en la historia y que solo se puede rescatar aguzando el oído y escuchando el
susurro de las mujeres. La porción invisible del iceberg de protagonistas
silenciadas empieza a emerger ahora, y tiene unas dimensiones colosales. Ha
habido mujeres en todas las épocas haciendo cosas memorables. No hay un solo
campo social, artístico o del conocimiento en el que no hayamos destacado. Y se
trata de un pasado que nos han robado a todos”. Esto escribe Rosa Montero en el prólogo de sus Historias de
mujeres.
Ahora podremos preguntarle cual
de todas ellas es la que más le ha gustado descubrir y decirle cual nos ha
emocionado más a nosotros.
A Rosa Montero, le gustan las
biografías, los epistolarios y escuchar a la gente. La pureza le da miedo y
Sherezade le parece el ejemplo perfecto de porqué escribimos y contamos
historias, de la cantidad de vida que nos puede proporcionar. Le gusta la pintora
portuguesa Paula Rego y tiene un refugio en Cascáis; escribe con pluma sobre
papel satinado y, una noche, agarrada a la mano de sus padres, en la calle
Reina Victoria de Madrid, levantó la mirada al cielo y descubrió el Sputnik. Le
encanta el enigma y la magia de la ciencia y le tiene miedo a la muerte.
Y siempre ha sabido que algo
no funcionaba bien dentro de su cabeza.
“Y yo pienso en mi infancia, rica en dedicación y atenciones por parte
de tanta gente y que, a los seis años, la llegada, al principio no gozosa del
hermano, las bodas y huidas de la casa grande de tíos y tías y la visión de la
muerte de varias personas me desligaron definitivamente de aquel paraíso. A los
nueve o diez años vi cómo el mundo de mi infancia se desbarataba y desaparecía
para siempre de una manera violenta”.
Este texto lo tengo escrito entre los
datos, anécdotas y frases que he ido acumulando sobre Rosa Montero, en una
mezcla imposible y caótica, preparándome para pergeñar esta pequeña
presentación. Cuando me senté hace unos días para imprimirla y leí de nuevo
todo lo escrito, al pronto pensé, qué casualidad, qué sensaciones parecidas, si
parece que habla de mi historia, lo leí varias veces, hasta que recordé que el
hermano de Rosa es mayor que ella, hasta que recordé que ese texto se refería a
mí, que era mío, que no sabía por qué lo había escrito allí, imbricado entre tantos
apuntes de nuestra invitada.
Y seguí leyendo y encontré más notas con
alusiones a la muerte, mi obsesión, escritas a la par de sus obsesiones, frases
entrecomilladas y de varios colores, estados de ánimo; que se enamoró de un
portor en el Price, que yo lo hice de Burt Lancaster, mi bello portor; que yo
también llevaba a mi casa, como ella, el hielo, marcándome las manos con el asa
del cubo.., así que, visto lo visto, el maremágnum y el caos que había en esas
hojas manuscritas, que tuve que cerrar el cuaderno y las chuletas que había ido
acumulando porque ya era imposible discernir y separar sus ideas de las mías. Tuve miedo de un involuntario plagio.
Y es que siempre he sabido que algo no
funcionaba bien dentro de mi cabeza.
Al igual que Rosa Montero, tengo todas las
camisetas con un agujero detrás, en el lugar de la etiqueta, tan enhiesta y descarada
que acaba siendo una tortura insoportable para las personas con la sensibilidad
alterada, de los yonquis de la intensidad.
He leído casi todos los libros de Rosa
Montero; los que aún me faltan, ya los tengo apilados para alimento de este
verano. Rosa Montero mola, os lo digo de verdad y podéis comenzar, si no lo
habéis hecho ya, a saborear toda su obra. Si leéis la Historia del Rey
Transparente, por ejemplo, puede que le perdáis el miedo a la muerte. Su
obsesión. La mía.
A Rosa Montero le gustan los tatuajes y
las salamandras. Le encanta y necesita escuchar todo tipo de música y es
animalista convencida, a Rosa le molesta bastante no poder ver lo que pase en
el mundo cuando ella ya haya tomado el camino de ida. Si pudiera pedir un
deseo, sería regresar cada diez años para comprobar la evolución, los cambios
de esta aventura maravillosa que es la vida, aunque a veces nos apriete tanto
en las axilas, como un traje mal hecho.
Rosa
Montero vive sobre el lomo del viento y nos va a descubrir ahora mismo el
secreto de Enheduanna, la princesa acadia, la primera autora conocida, el
secreto de la imaginación, la loca de la casa, el secreto de su escritura
orgánica, todos los secretos.
Gracias Rosa de parte de la U.P.L.; de
Leganés y por el regalo de tu visita. Vamos a dejar encendida para siempre la
luz de la escalera.
Ya no
tendremos miedo.
De izquierda a derecha, el concejal de Cultura, Miguel Ángel Gutiérrez, la presentadora, Eloísa Pardo, Rosa Montero, el alcalde de Leganés, Santiago Llorente y el director de la U.P.L., Andrés Fernández Montalbán.
Y el salón llenito de gente guapa.
Leganés,
martes, 24 de mayo de 2022
Centro cívico José Saramago.
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