Juro que nunca se me había
pasado por la cabeza.
Pero me gustó tanto aquel hombre.
Quedamos.
Me llevó a un hotel caro. Divino de
la muerte.
Yo vibraba, por una vez en mi vida, entre
la pasión (desconocida) y los nervios.
En el trayecto, entre caricias y susurros,
me confesó que tenía un tatuaje en un punto geográfico interesante.
Yo vibraba.
Juro que nunca se me había pasado por la
cabeza ser adúltera.
Mientras me preparaba un gin tonic me metí
en la bañera.
Resbalé al salir.
Hospital y todo eso.
No llegué a verle el tatuaje.
(Relato premiado en la VIII edición de microrrelatos "Amor en 1 minuto" de SER Madrid Sur. Año 2015.
Máximo 100 palabras, incluyendo los términos hotel, tatuaje y bañera)
Mereciste el premio. No se puede decir más con menos y hacerlo además con tanta maestría. Me encantó. Y al gin tonic no me invites porque, si tiene esa pinta, te pido otro, jajaja. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, caro amigo. Ya lo tomaremos. Un abrazo.
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