Verano 2016.
Ante la mirada perdida de don Quijote en la hospedería de San Carlos del Valle. Teresa y yo.
"Se presentaba atípico y tontorrón este verano. Raro y problemático.
Pero opté por respirar hondo, ya sabéis: tomar aire, retenerlo unos instantes y expulsarlo muy lentamente, dejando que los frunces de la boca y el entrecejo se relajen y abandonarse a los impulsos y los días.
Y me ha salido bien. Después de un par de citas con el mar y paseos por la playa de Gandía, todo ha sido paz y deleite en mi pueblo. En mi Villa Favorita, en Villanueva de los Infantes.
Se ha disfrutado la casa, he tenido invitados, se han estrenado camas, sacado vajillas, encendido velas de vainilla y sándalo, he colgado cortinas azules en el salón, adquirido un cuadro que me enamoró, buscadas y halladas antigüedades con las que dar un aire de pasado a las paredes y he escrito algún poema entre paseos por las calles infanteñas y miradas a la luna.
Obra del pintor gandiense Rafa Mora. Un cuadro que pintó para mí. Mi mes, mi día, el año en que caminé por el borde del precipicio.
Asistí, el primer día de mi llegada, al XIV encuentro poético "Villa de Sta. Cruz", de la Asociación cultural Viento Solano. Allí, en los jardines de la casa palacio, con rumor de agua y damas de noche, disfrutamos con un espectáculo de versos y rasgueo de guitarra, de banderolas danzantes y vestales portadoras de futuras primaveras, flores y candiles. Tres poetas y una perfecta presentación.
Al término, las copas y las risas.
Ya en Villanueva de los Infantes, nos han sorprendido las múltiples y curiosas actividades que ofrecen los chicos de Calambur-experience, conociendo y aprendiendo la historia. Si, ellos sorprenden siempre.
He asistido, como todos los años, a la entrega de premios de la Orden Literaria Francisco de Quevedo, con su excelente y estudiada puesta en escena; a una obra de teatro del grupo artístico literario El Trascacho, en la que Lourdes, una estupenda actriz y ahora amiga deslumbró, junto al resto de la compañía, a todos los que tuvimos la suerte de estar allí.
https://www.youtube.com/watch?v=dQLvF8CehyA.
He ayudado a cortar los kilos de pimientos y tomates con los que conseguimos cocinar un enorme pisto, merecedor del récord-guinness de la ciudad más bonita de la Mancha, alargar las noches con los amigos en las fiestas populares o desayunar en la plaza, escuchando el volteo de las campanas enredándose entre tanto parroquiano que, cada mañana, acude a la llamada.
Quise alargar el placer hasta ya bien entrado Septiembre y mi poeta de Valdepeñas, Teresa, me llevó a visitar el Molino de Gregorio Prieto, inmenso y original escenario para una exposición de trajes antiguos, perfectamente documentada por Luis Miguel, forma parte de Raigambre, un grupo de amigos empeñados en la exaltación del traje manchego, en mantener el olor de las tradiciones y os juro que lo consiguen. El buen hacer de Luis Miguel y el amor por lo que hace se nota desde la puerta tallada del molino.
Valdepeñas. Molino Gregorio Prieto.
Segundo piso de la exposición.
Tercer piso, bajo el impresionante techo, los objetos más curiosos.
La despedida de mi sorpresivo verano fue, gracias a toda la gente guapa de la que disfruto en mi retiro manchego, de lujo.
Desayunamos, Teresa y yo, en la plaza de San Carlos del Valle, mirando, entre sorbo y sorbo de café, el pequeño Vaticano. Me leyó mi amiga unos poemas inéditos con esa voz que encalla los versos en la garganta y te duran todo el día.
Al lado, la hospedería; detrás, la historia del pueblo en las balaustradas oscuras de los soportales.
Por la tarde con mis amigas Las Ninfas, simpáticas, dicharacheras y emprendedoras, como siempre, nos anotamos, allí, en el comienzo de la calle Cervantes, sobre el empedrado aún caliente y sediento de otoño, nuevos proyectos y retos literarios.
Entre Luisa y Amelia. La alegría.
Ahora, en mi estudio, ya sentada en la rutina, a deshora, anochecido, con Haro al lado, respirando con ansia y sosiego al mismo tiempo, me dedico a beberme los libros de los amigos del verano, los poemas de Presen y Polaino, la novela de Pepa, alguna décima de Simarro.
Y escribo esta reseña aquí en mi blog, vuestra casa, por si la memoria se me revuelve algún día.
De un tiempo a esta parte... Te digo, Walt Whitman...
Gracias desde aquí a todos por vuestro cariño.
Dentro de poco poesía en los patios de Infantes. Allí estaré".