domingo, 31 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. Música, domingo, Cohen.


151. Dance Me To The End Of Love.




   Ahora llego de dar el paseo matinal y dominguero con Haro.
   Hemos comprado el periódico y ya le hemos dado un repasillo sentados en el banco del bulevar.
   Le he leído en voz alta los titulares y, cuando alguna noticia llamaba su atención, me detenía con un ladrido tierno e inteligente y yo le desgranaba la información, mientras le acariciaba su cuerpecillo algodonoso y plateril.
    Hoy ha ladrado mucho, se ha enfadado, no le gusta cómo va el país.
    Hemos vuelto pronto, estaba dando el espectáculo en la avenida.
   He obligado al ascensor supersticioso e histérico a subirme hasta mi piso trece, ya estoy harta de sus manías, y esta mañana no teníamos ganas de subir andando. 
   Nos reíamos los dos, Haro y yo, mientras nos elevábamos, creo que oíamos los suspiros de resignación del aparatejo.
     A veces hay que actuar con dureza.
   Ya en casa, Haro se detiene delante del equipo de música. No se le olvida. Otro caprichoso.
    Domingo. Café. Paseo. Periódico. Otro café y música. 
    Somos animales de costumbres.
    Y eligo a Leonard Cohen.
    Me lo pide el cuerpo.



    Poeta, novelista, cantautor, bohemio, místico, guapo, elegante, canadiense, mujeriego, habla en sus canciones de religión, política, soledad, amor, sexo, vida.

       Amante de la poesía de Lorca. Amante, siempre amante.
    
"Aunque estoy convencido de que nada cambia, para mí es importante actuar como si no lo supiera" dice.

"That's a man, they said, a man we'll have to see when we're ready to raise the final infantry".


   Y ahora con la voz cálida del susurrador, los poemarios y con la magnífica biografia del judío con alma gitana, de Alberto Manzano, me parece que ya he echado la mañana.

     Que tengáis un domingo de pasión, amigos.

    "Llévame bailando hasta el final del amor..."



viernes, 29 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. Santuarios con leyenda.

150.  Santa María A Real do Cebreiro.




    El camino francés que lleva a Santiago de Compostela, tiene su primera meta gallega en O Cebreiro.
    A lo largo de los siglos, han sido millones los peregrinos que se han detenido a orar en este santuario dedicado a Santa María, donde la leyenda sitúa al mismísimo Santo Grial.
   Está situado a más de 1300 metros sobre el nivel del mar y fue la última etapa de nuestro camino de este año.
     La primera del año que viene.
   Fue dura la subida, mucho, pero el entorno que nos esperaba allá arriba nos resarció con creces del esfuerzo. 
     A nuestros pies un extenso valle pellizcado entre los montes, todos los verdes que existen y todas las nubes, mirándose asombradas, entre los pliegues del milagro.
   Nos reunimos todos, después de abrazarnos, dentro del hermoso santuario. Encendimos alguna vela, admiramos los libros que se exhiben, orgullosos, apoyados en una antigua estructura de madera y pizarra y recorrimos con las manos la enorme pila de piedra redonda pensada para el bautismo por inmersión.


   Recuerdo esto ahora, porque estoy leyendo un hermoso libro que me regalaron el último día, ya en Lugo, mis amigos: Santuarios con Leyenda.
    Es una guía donde se muestran algunos ejemplos de santuarios de las cuatro provincias gallegas, sólo unos pocos de los mil y un santuarios que hay en Galicia, donde, si no cada parroquia, sí cada comarca tiene un santiño al que venerar.

Foto del grupo delante del santuario. 
Misión cumplida.


Que este sábado no os sea indiferente.
Que tenga su leyenda.
Gracias por haber llegado hasta aquí.
Hasta mañana.


De ansias y sosiegos. Seguimos de fiesta.

149. Historias de Madrid y del barrio de La Fortuna en Leganés.



Con Rafa Dedi y Juan A. Alonso Resalt.

   Fue ayer, jueves, y siguiendo con la programación de la IX Semana cultural de la Casa de Castilla- La Mancha, de Leganés.
   El escenario acogió a Rafael de Dios, Rafa Dedi, actor y poeta, con numerosos poemarios publicados y punto de referencia en diversas publicaciones, que tiene en Ayllón, Segovia, su lugar de residencia y la mayor parte de las actuaciones sobre aquella ciudad.
   Aquí, en Leganés, nos sorprende siempre con una historia teatralizada de nuestro pueblo, desde tiempos remotos hasta la actualidad,  con su personaje Pepín  Muñoz de Légamo.
    Ayer, fue Madrid el lugar elegido para su clase de historia. Desde los orígenes hasta el siglo XVI.
   Con un personaje: Manuel Manzanares del Foro, deleitó a los asistentes, con su performance, con su agudeza, su histrionismo y su savoir faire.  
    Como postre, de regalo, nos teatralizó el nacimiento del barrio de La Fortuna, allá por los años 60.





    Y fue D. Juan Alonso Resalt, cronista oficial de la villa de Leganés y compañero inseparable de Rafa en dichos encuentros culturales y lúdicos, el encargado de dar pie a la actuación. Maridaje perfecto de dos personas versadas en la historia de su ciudad y del mundo.





   Al final del acto, unos vinos dieron pie a las charlas entre amigos, socios, simpatizantes y autoridades que tuvieron a bien acompañarnos en otra tarde más de todas las que, en esta semana, se visten de fiesta, música y teatro para compartirlas con todos.

"Y volverán las nuevas primaveras a sembrar las terruchas y senderos de verdes esperanzas y acederas". (sic)

jueves, 28 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. No sabía que, tras ella, bailaba el viento.

148. Se llamaba Clara.




Aquella mujer no sabía que tras ella bailaba el viento y reían las nubes.
Aquella mujer dejó una huella que aún perdura. Aquella mujer era dulce y serena y os voy a contar su historia.
Nadie sabía su nombre, en el pueblo la nombraban con un gesto de cabeza, con un adelanto de las bocas malignas, con las manos ocultando mentiras, tabicando injusticias.
Contaban que el marido la dejó una tarde, que nunca pudo doblegar su temperamento libre,  como de corcel salvaje y traidor, contaban que no quiso tener hijos porque por sus venas no circulaba sangre de mujer buena, contaban que tenía mil amantes.
Yo, cuando la veía cruzar las calles del pueblo, despacio, silenciosa, casi etérea, con los ojos un poco entornados, como si quisiera dosificar las mañanas, me detenía para poder mirarla mejor, para respirar, por un instante, el mismo aire.
Ella me saludaba con un ligero titubeo, como una reverencia disimulada, como si firmara un acuerdo entre las dos, como si me hiciera cómplice de su felicidad, de esa algazara que desprendían sus labios entreabiertos y su melena inquieta y oscura.
Yo sonreía también, admirando el giro que hacía su falda al dibujar la esquina.
Aquella mujer no sabía que tras ella bailaba el viento y reían las nubes.
Cuando aquel soldado guapo y mentiroso huyó con mi honor enredado en sus ojos, cuando el pueblo entero dirigía su dedo acusador hacia mi cuerpo abultado por la vergüenza, cuando nació mi hija, mi pequeña Lucía, aquella mujer se acercó a mi casa con un modesto obsequio escondido entre sus enaguas y permaneció conmigo durante las largas y cruentas noches de invierno.
Juntas vimos crecer a mi hija y la educamos en la libertad y en el gozo, juntas recogíamos flores silvestres para adornar la mesa y dábamos largos paseos por las afueras del pueblo para evitar las miradas de la gente muerta. Juntas asistimos a la boda de Lucía y recibimos con manos temblonas a nuestro primer nieto.
Aquella mujer murió un otoño precoz y amarillo. Sólo mi hija y yo la acompañamos.
Por las barbillas de cada morada se oían suspiros de satisfacción, de muecas envenenadas. Nunca, esas pobres gentes, pudieron ver la certeza de aquella mujer, su sabiduría, su belleza, no supieron disfrutarla. Nunca se dieron cuenta que, tras ella, bailaba el viento y reían las nubes.
Esa mujer dejó una huella, que aún perdura.
Se llamaba Clara.

    

miércoles, 27 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. Con nocturnidad.

147. Poema hospitalario.




Me he tomado un bocadillo de ansias,
enfrente de las puertas batientes
del quirófano del hospital,
donde operan a mi madre.
Y un trago de agua caliente,
 en el baño del pasillo,
cerca del ascensor averiado.
Desde la pantalla informativa, 
me indican que ya está en observación.
-Todo habrá salido bien-, pienso.
Aprovecho para salir a la calle
y echarme un trozo de sol
sobre los hombros.
Tengo frío.
Me da tiempo a leer dos capítulos del libro,
antes de verla salir, tapadita, en la camilla.
Me sonríe.
Y en la habitación 159,
del pasillo de la izquierda,
 me cuenta.
Escucho paciente,
mientras controlo el descenso del suero
y los calmantes.
-¿Enciendo la tele?-, le ofrezco.
Con la mano derecha baila una negación
y cierra los ojos.
Yo me siento a su lado,
en el sillón reclinable de plástico rojo.
Y la miro.
Me abrocho, sobre el pecho,
el trozo de sol de antes,
ya un poco desvaído.
La miro.
Y escucho su sueño
y levanto los pies sobre los suyos,
para caminar juntas
durante los minutos siguientes.
Y me duermo un instante también,
para compartir la senda.
En los pasillos,
la oscuridad abriga ahora los suspiros
de desamparo,
aletea entre las puertas entornadas
y las ventanas de mentira.
Las enfermeras del turno de noche,
toman café en el cuarto más alejado del mundo.
El sosiego hace guardia,
presto a la llamada,
bajo la salida de emergencia.
Aún son las tres de la madrugada.
Todavía.


martes, 26 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. Del libro de relatos "Una habitación propia".

146. Alas de libertad.


"Tú sola, oh muerte, puedes curar los males que no tienen remedio".
 Esquilo.



     Los días pasaban despacio, andaban con muletas de miedo y de tediosa espera, daban vueltas a las semanas, cansinos y decepcionados.
La mujer caminaba por las calles con la mirada huida, el pelo ocultando la mitad de su futuro y las piernas nerviosas y desesperadas por detenerse.
Y llegaba a casa y cerraba con rabia la puerta, rubricando la decisión con varias vueltas de llave, con el abrazo de la cadena de eslabones temblorosos.
Y, sólo unos minutos más tarde, se acordaba de encender la luz, acariciaba con el dorso de la mano el interruptor y le llevaba algún tiempo reconocer los muebles y los libros.

La mujer descubría entonces la ebullición de su pecho, el botón rebelde que dejaba ver los bucles blancos del encaje del sujetador, el sudor que entoldaba sus labios.

Los días pasaban perezosos, sin futuro.

La mujer decidió por ellos, les ganó la batalla, tomó las riendas y se permitió sonreír, alentando el triunfo con los brazos, mientras volaba hacia la libertad, hacia alguna parte.

El día se detuvo, cobarde, ante los primeros avances de la lluvia, que duraría hasta la llegada de unas luces de asombro.


lunes, 25 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. De Romeos y Julietas.

145. France Preseren.




France Preseren (1800-1849)


  Fue un gran poeta esloveno. A los treinta y cuatro años entró en una iglesia donde había visto a una muchacha adolescente, Julija Primic, y se enamoró perdidamente. Como los antiguos juglares, empezó a escribirle poemas, con la esperanza de casarse con ella.
    Sucedió que Julija era hija de una familia de la alta burguesía y, con excepción de aquella visión fortuita dentro de la iglesia, Preseren nunca más consiguió aproximarse a ella.
   Pero aquel amor inspiró sus mejores versos y creó la leyenda en torno a su nombre.
    En la pequeña plaza de Liubliana, la estatua del poeta mantiene sus ojos fijos en una dirección. Quien siga su mirada descubrirá, al otro lado de la plaza, un rostro de mujer esculpida en la pared de una de las casas.
   Era allí donde vivía Julija. 
   Preseren, aún después de muerto, contempla a su amor imposible.



Julija Primic.


Ésta es una historia de domingo.
Pero os la cuento un lunes.
Os deseo un lunes con historia.
Quién fijará los ojos en nuestra dirección?
Al otro lado de la plaza?

domingo, 24 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. De inviernos y de versos cálidos.

144. Tarde poética con un poeta amigo.






   Ayer, sábado, en la casa cultural de Castilla- La Mancha, presenté un poemario, aún inedito, de mi amigo y poeta Santiago Gómez Valverde.
    "Un invierno llamado frío", es el título de dicho poemario.



Santiago y yo preparando el recital.
  
   Pero no fue frío lo que se sintió en la sala, abarrotada de personas con hambre de poesía. Fue la calidez de su voz, la cadencia con que desgranaba los versos, lo triste y lo dulce, la música celeste, la metafísica del parque, la canción del peregrino, la biografía de la luz, la sutil fragancia, las preguntas sin respuesta, los restos del naufragio..., principios de poemas que caldearon el aire en pocos minutos.
   Entre todos, compusimos un cuadro en el que nada sobraba, manojo de escuchadores con ganas de aspirar belleza.



Santiago, cercano, bajó del escenario y derramó sus versos entre los amigos.

"Los trenes de mis versos,
que siempre llegan tarde
a la estación dormida del poema.
A veces, descarrilan
vagones de palabras
salpicadas de vida y otras muertes.
El humo del silencio,
por los raíles de tus labios fríos,
entre acordes de luz se desvanece.

    Cuando la vela presentía su final, la apagamos con un soplo cómplice y  nos tomamos unos vinos brindando por más tardes compartidas.




Gracias Santiago.
Y gracias a todos los asistentes.
Que este domingo se colme de urnas llenas y esperanzas.
Pura vida.

sábado, 23 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. Garya nos viste de gala las paredes.

143. Exposición de pintura de un amigo.




   Hemos tenido, en la casa cultural de Castilla-La Mancha, aquí en Leganés, una exposición del artista local y ya internacional, Carlos García Yagüe, GARYA.
    Nos ha dejado su arte durante bastante tiempo y ahora, acorde con su altruismo y amabilidad, nos renueva el placer y nos coloca en las paredes de la sede una nueva colección de cuadros, con motivo de la IX Semana Cultural de la Casa.
   Con una riqueza de matices y una pluralidad cromática, envolvente y luminosa, Garya nos muestra el cuerpo de la mujer en unos mundos de realismo mágico, de poesía, etéreo y consistente a la vez.




   
    Toda la junta directiva en pleno, los socios, simpatizantes y amigos de la casa en general, le agradecemos que nos haga partícipes de su arte.





D. Mariano y D. Manuel, miembros de la junta directiva, ante uno de los  cuadros del artista.


La mágica mirada de la mujer oculta en carnaval. 73x100

    Parte de su producción pictórica volará en breve a hacer las Américas.     Le deseamos lo mejor. Él y su arte se lo merecen.
    Suerte GARYA.

   

viernes, 22 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. Haro y yo.

142. Compañero del alma, compañero.


Haro con una boina comprada en Burdeos. Se le antojó.
6,30 h.

Amanece.
Me envuelvo ansiosa entre las sábanas, crisálida y emigrante.
Rezo al sueño y a la luz.
Espanto las imágenes contaminadas, radiactivas.
No se puede. Hay que abrir la realidad y ver los pecios.
Los pecios del naufragio.
A dentelladas.

Le miro y lo comparto con él.
-Haro, no se puede obviar la travesía.
-Despierta, Haro, hermoso, hay que levantarse.
-Hoy toca visita al veterinario.
 Vacunas.
 Revisión.

10.30 h.

   Dice D. Manuel, el perriatra, que mi perro va entrando, lentamente, en la ancianidad.

   Le mira los ojos.
  -Tiene principio de cataratas,- me dice, bajando la voz, para mitigarme el dolor.
   Mi perro me mira como si comprendiera. Creo que sonríe, para darme ánimos.


   Tantos años ya. Juntos. Mirándonos, caminando con la misma cadencia, apoyándonos.


   Ya en la calle, hemos ido al parque más cercano. Para oler la primavera, para estar solos.
   Le hablo siempre mucho. Hoy no. Sólo hemos llegado hasta el final de la alameda, en silencio. Pensando. 




   Y hemos vuelto a casa antes de que la mañana termine.

   -Yo también estoy en ese tramo de la vida, le digo. No te preocupes. Nos cuidaremos. El uno al otro. Como hemos venido haciendo hasta ahora.

   Y le beso.

   Y me mira con sus ojos de niebla.

   Y se queda dormido.

En mi cuaderno de todo, que tengo siempre a mano, le escribo un haiku:


Rozas mis piernas
carnaval de algodones,
trufita al viento.

Y me duermo, un ratito, junto a él.

jueves, 21 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. Sobre la búsqueda de la felicidad.

141. Desiderata.


  "Camina plácido entre el ruido y la prisa,
y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio.
En cuanto te sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas.
Enuncia tu verdad de una manera serena y clara,
y escucha a los demás,
incluso al torpe e ignorante,
también ellos tienen su propia historia.
Evita a las personas ruidosas y agresivas,
ya que son un fastidio para el espíritu.
Si te comparas con los demás,
te volverás vano y amargado,
pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera,
por humilde que sea,
ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
Sé cauto en tus negocios,
pues el mundo está lleno de engaños.
Mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe,
hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales,
la vida está llena de heroísmo.
Sé sincero contigo mismo,
en especial no finjas el afecto,
y no seas cínico en el amor,
pues en medio de todas las arideces y desengaños,
es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años,
abandonando con donaire las cosas de la juventud.
Cultiva la firmeza del espíritu para que te proteja de las adversidades repentinas,
mas no te agotes con pensamientos oscuros, muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Sobre una sana disciplina,
sé benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo,
no menos que los árboles y las estrellas,
tienes derecho a existir,
y sea que te resulte claro o no,
indudablemente el universo marcha como debiera.
Por eso debes estar en paz con Dios,
cualquiera que sea tu idea de Él,
y, sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones,
conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida.
Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos,
el mundo es todavía hermoso.
Sé alegre.
Esfuérzate por ser feliz".



Poema sobre la búsqueda de la felicidad, atribuido a Max Ehrmann, abogado y poeta nacido en Indiana, Estados Unidos, (1872-1945). 
Lo escribió en 1927 y fue publicado en 1948 por su esposa, poco después de la muerte de su autor.

martes, 19 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. De amores, de mujeres y de alas.

140. Si no saben volar pierden el tiempo las que pretendan seducirme. O.G.


Imagen tomada de la red.

   No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe 
   No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma.
    No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía, (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música.
   No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y sienta un inmenso horror por las injusticias. Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. 
   No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como ésa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, JAMÁS se regresa *.



Muchacha con libro, de Alexandr Deineka.


* Texto atribuido a varios autores.
Título, verso de Oliverio Girondo.

lunes, 18 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. En el taller. Soldando palabras.

139. "Si piensa que puede vivir sin escribir, no escriba"




   Pues las mujeres de mi escuela de los lunes no pueden.
   Vivir sin escribir, digo.
   La semana pasada no hubo sesión de escritura. El Camino de Santiago y todo eso, ya sabéis.
   Y ayer venían presurosas y enardecidas.
  Con sus relatos debajo del brazo, en carpetas anaranjadas, dentro de libros de furia y poemas.
   Están locas por el olor de la tinta, y atrapadas por el sonido del rasguear del lapicero en la espalda de las hojas blanquitas del bloc de historias.
   Ellas llenan sus cuadernos de vida, con frases largas que les brotan de los dedos, apretados sobre la pluma, despedazan las palabras, inventan verbos azules,  esconden los adjetivos entre los lipogramas,  adornan con haikus  las esquinas dobladas de los meses impares.


Abusan de las vocales en algunos tautogramas.

Riegan con palíndromos el café del recreo.


  Recitan  poemas subidas a las sillas y envían mensajes en botellas llenas de caracolas y arena de desiertos olvidados.


   Abren las ventanas para que el sol de Mayo caiga rendido en las hojas, bordadas de caligramas.


  Hortensia, Toñy, Elvira, Angelines y Tere.

   Hacen colección de palabras desconocidas, pergeñan sobres decorados, un arte postal que les ha creado adicción. Desdeñan adverbios, paladean monólogos, escuchan el suave rumor de la inspiración, el aliento de las musas, atrapan.

   Las mujeres del taller de los lunes no pueden vivir sin escribir, lo hacen a todas horas, pero es, en estos encuentros semanales, cuando se reparten los trabajos, se descubren, se muestran, se chivan los descuidos, como niñas traviesas y con las rodillas rasponadas por haber caído en el terraplén de la curiosidad. Por querer saber más de lo permitido. 
   Por mirar por la cerradura. Por preguntar.
   Por querer inventar lo que no existe. Por crear.
   Mis mujeres de los lunes me regalan acrósticos en letras mayúsculas y pegan en las paredes terribles jitanjáforas que nos hacen reír. 
  
   Salimos luego del aula con los dedos manchados de fantasía y de secretos, de pastas de chocolate, de cafés compartidos y de restos de tiza.
  Las mujeres de los talleres de los lunes están locas por el olor de la tinta, seducidas por la imaginación. 
  Y se van, calle abajo, con sus relatos debajo del brazo, en carpetas anaranjadas, dentro de libros de furia y poemas.
  Doblando las esquinas de los meses impares.




Mensajes en una botella y Mail-art.

   Los lunes, en nuestra aula, son días feriados vestidos con trajes de colores imposibles.